PENSAMIENTO DE EINSTEIN

"La luz es la sombra de Dios..." Albert Einstein

RELOJ DIGITAL

martes, 10 de abril de 2012


10 DE

ABRIL

DEL 2012

R.:L.:"SUMMA PHILOSOPIAE No.40"
Mérida, Edo. Mérida, Venezuela

 PTO. GEOMETRICO:

LATITUD: 08° 35 55" N  

LONGITUD: 71° 13 02" W

Twitter: @summaphilosopia


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UN DIA COMO HOY EN...








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LAS CELEBRACIONES DE HOY:
Día del Investigador  (en honor a Bernardo Houssay)

SANTORAL CATOLICO:
Fulberto de Chartres, Macario, Apolonio, Paladio de Auxerre. San Ezequiel

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EL PENSAMIENTO MASONICO DE HOY...
"La ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía..."

EMILIANO ZAPATA

" El primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo."

JOSE MARTI

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LA FRASE O EL REFRAN DE HOY...

" El único autógrafo digno de un hombre es el que deja escrito con sus obras. "

" Para ir delante de los demás, se necesita ver más que ellos"

JOSE MARTI


PALABRAS FINALES QUE SE HAN HECHO LEGENDARIAS...


“No tengas tanta prisa”

Billie Holiday


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101 GRANDES INVENTOS DE LA HISTORIA...

28. GPS (Año 1978)


Determinar nuestra localización solía requerir una cantidad incómoda de instrumentos como un mapa, un compás y una regla. Ahora, la simple presión de un botón (y cerca de 32 satélites) hace que conozcamos nuestra localización precisa con error de sólo unos cuantos metros. Increíble para... Ver mas

Determinar nuestra localización solía requerir una cantidad incómoda de instrumentos como un mapa, un compás y una regla. Ahora, la simple presión de un botón (y cerca de 32 satélites) hace que conozcamos nuestra localización precisa con error de sólo unos cuantos metros. Increíble para exploradores, paramédicos y pilotos. Desarrollado por el ejército de los Estados Unidos en los años 70s, el Global Positioning System (GPS-Sistema de Posicionamiento Global) se hizo disponible para el público en general a partir de 1994.


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DISCURSOS MEMORABLES:

 "El gran Bolivar"...

Jose Marti, 28 de Octubre de 1893
DISCURSO de José Martí
Discurso pronunciado por José Martí, en el que hace referencia a Simón Bolívar, en la velada de la Sociedad Literaria Hispanoamericana el 28 de octubre de 1893, y publicado en "Patria", Nueva York, el 4 de noviembre de 1893.
Señoras, señores:
Con la frente contrita de los americanos que no han podido entrar aún en América; con el sereno conocimiento del puesto y valer reales del gran caraqueño en la obra espontánea y múltiple de la emancipación americana; con el asombro y reverencia de quien ve aún ante sí, demandándole la cuota, a aquel que fue como el samán de sus llanuras, en la pompa y generosidad, y como los ríos que caen atormentados de las cumbres, y como los peñascos que viven ardiendo, con luz y fragor, de las entrañas de la tierra, traigo el homenaje infeliz de mis palabras, menos profundo y elocuente que el de mi silencio, al que desclavó del Cuzco el gonfalón de Pizarro. Por sobre tachas y cargos, por sobre la pasión del elogio y la del denuesto, por sobre las flaquezas mismas, ápice negro en el plumón del cóndor, de aquel príncipe de la libertad, surge radioso el hombre verdadero. Quema, y arroba. Pensar en él, asomarse a su vida, leerle una arenga, verlo deshecho y jadeante en una carta de amores, es como sentirse orlado de oro el pensamiento. Su ardor fue el de nuestra redención, su lenguaje fue el de nuestra naturaleza, su cúspide fue la de nuestro continente: su caída, para el corazón. Dícese Bolívar, y ya se ve delante el monte a que, más que la nieve, sirve el encapotado jinete de corona, ya el pantano en que se revuelven, con tres repúblicas en el morral, los libertadores que van a rematar la redención de un mundo. ¡Oh, no! En calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabezada a los pies...! Ni a la justa admiración ha de tenerse miedo, porque esté de moda continua en cierta especie de hombres el desamor de lo extraordinario; ni el deseo bajo del aplauso ha de ahogar con la palabra hinchada los decretos del juicio; ni hay palabra que diga el misterio y fulgor de aquella frente cuando en el desastre de Casacoima, en la fiebre de su cuerpo y la soledad de sus ejércitos huidos, vio claros, allá en la cresta de los Andes, los caminos por donde derramaría la libertad sobre las cuencas del Perú y Bolivia. Pero cuanto dijéramos, y aun lo excesivo, estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí, somos los hijos de su espada.
Ni la presencia de nuestras mujeres puede, por temor de parecerles enojoso, sofocar en los labios el tributo; porque ante las mujeres americanas se puede hablar sin miedo de la libertad. Mujer fue aquella hija de Juan de Mena, la brava paraguaya, que al saber que a su paisano Antequera lo ahorcaban por criollo, se quitó el luto del marido que vestía, y se puso de gala, porque «es día de celebrar aquél en que un hombre bueno muere gloriosamente por su patria»; —mujer fue la colombiana, de saya y cotón, que antes que los comuneros, arrancó en el Socorro el edicto de impuestos insolentes que sacó a pelear a veinte mil hombres; —mujer la de Arismendi, para la cual la mejor perla de la Margarita, que a quien la pasea presa por el terrado de donde la puede ver el esposo sitiador, dice, mientras el esposo riega de metralla la puerta del fuerte: «Jamás lograréis de mí que le aconseje faltar a sus deberes»; —mujer aquella soberana Pola, que armó a su novio para que se fuese a pelear, y cayó en el patíbulo junto a él; —mujer Mercedes Abrego de trenzas hermosas, a quien cortaron la cabeza porque bordó, de su oro más fino, el uniforme del Libertador; —mujeres lo que el piadoso Bolívar llevaba a la grupa, fieras indómitas de sus soldados, cuando a pechos juntos vadeaban los hombres el agua enfurecida por donde iba la redención a Boyacá, y de los montes andinos, siglos de la naturaleza, bajaban torvos y despedazados los torrentes.
Hombre fue aquél en realidad extraordinario. Vivió como entre llamas, y lo era. Ama, y lo que dice es como florón de fuego. Amigo, se le muere el hombre honrado a quien quería, y manda que todo cese a su alrededor. Enclenque, en lo que anda el posta más ligero barre con un ejército naciente todo lo que hay de Tenerife a Cúcuta. Pelea, y en lo más afligido del combate, cuando se le vuelven suplicantes todos los ojos, manda que le desensillen el caballo. Escribe, y es como cuando en lo alto de una cordillera se coge y cierra de súbito la tormenta, y es bruma y lobreguez el valle todo; y atajos abre la luz celeste la cerrazón, y cuelgan de un lado y otro las nubes por los picos, mientras en lo hondo luce el valle fresco con el primor de todos sus colores. Como los montes era él ancho en la base, con las raíces en las del mundo, y por la cumbre enhiesto y afilado, como para penetrar mejor en el cielo rebelde. Se le ve golpeando, con el sable de puño de oro, en las puertas de la gloria. Cree en el cielo, en los dioses, en los inmortales, en el dios de Colombia, en el genio de América, y en su destino. Su gloria lo circunda, inflama y arrebata. Vencer ¿no es el sello de la divinidad? ¿vencer a los hombres, a los ríos hinchados, a los volcanes, a los siglos, a la naturaleza? Siglos, ¿cómo los desharía si no pudiera hacerlos? ¿no desata razas, no desencanta el continente, no evoca pueblos, no ha recorrido con las banderas de la redención más mundo que ningún conquistador con las de la tiranía, no habla desde el Chimborazo con la eternidad y tiene a sus plantas en el Potosí, bajo el pabellón de Colombia picado de cóndores, una de las obras más bárbaras y tenaces de la historia humana? ¿no le acatan las ciudades, y los poderes de esta vida, y los émulos enamorados o sumisos, y los genios del orbe nuevo, y las hermosuras? Como el sol llega a creerse, por lo que deshiela y fecunda, y por lo que ilumina y abrasa. Hay senado en el cielo, y él será, sin duda, de él. Ya ve el mundo allá arriba, áureo de sol cuajado, y los asientos de la roca de la creación, y el piso de las nubes, y el techo de centellas que le recuerden, en el cruzarse y chispear, los reflejos del mediodía de Apure en los rejones de sus lanzas; y descienden de aquella altura, como dispensación paterna, la dicha y el orden sobre los humanos. — ¡Y no es así el mundo, sino suma de la divinidad que asciende ensangrentada y dolorosa del sacrificio y prueba de los hombres todos! Y muere él en Santa Marta del trastorno y horror de ver hecho pedazos aquel astro suyo que creyó inmortal, en su error de confundir la gloria de ser útil, que sin cesar le crece, y es divina de veras, y corona que nadie arranca de las sienes, con el mero accidente del poder humano, merced y encargo casi siempre impuro de los que sin mérito u osadía lo anhelan para sí, o estéril triunfo de un bando sobre otro, o fiel inseguro de los intereses y pasiones, que sólo recae en el genio o la virtud en los instantes de suma angustia o pasajero pudor en que los pueblos, enternecidos por el peligro, aclaman la idea o desinterés por donde vislumbran su rescate. ¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo, sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de banderas a los pies; así está él calzadas aún las botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en América todavía!
América hervía, a principios del siglo, y él fue como su horno. Aún cabecea y fermenta, como los gusanos bajo la costra de las viejas raíces, la América de entonces, larva enorme y confusa. Bajo las sotanas de los canónigos y en la mente de los viajeros próceres venía de Francia y de Norteamérica el libro revolucionario, a avivar el descontento del criollo de decoro y letras, mandado desde allende a horca y tributo; y esta revolución de lo alto, más la levadura rebelde y en cierto modo democrática del español segundón y desheredado, iba a la par creciendo, con la cólera baja, la del gaucho y el roto y el cholo y el llanero, todos tocados en su punto de hombre: en el sordo oleaje, surcado de lágrimas el rostro inerme, vagaban con el consuelo de la guerra por el bosque las majadas de indígenas, como fuegos errantes sobre una colosal sepultura. La independencia de América venía de un siglo atrás sangrando: — ¡ni de Rousseau ni de Washington viene nuestra América, sino de sí misma! — Así, en las noches amorosas de su jardín solariego de San Jacinto, o por las riberas de aquel pintado Anauco por donde guió tal vez los pies menudos de la esposa que se le murió en flor, vería Bolívar, con el puño al corazón, la procesión terrible de los precursores de la independencia de América: ¡van y vienen los muertos por el aire, y no reposan hasta que no está su obra satisfecha! Él vio, sin duda, en el crepúsculo del Ávila el séquito cruento...
Pasa Antequera, el del Paraguay, el primero de todos, alzando de sobre su cuello rebanado la cabeza: la familia entera del pobre inca pasa, muerta a los ojos de su padre atado, y recogiendo los cuartos de su cuerpo: pasa Túpac Amaru: el rey de los mestizos de Venezuela viene luego, desvanecido por el aire, como un fantasma: dormido en su sangre va después Salinas, y Quiroga muerto sobre su plato de comer, y Morales como viva carnicería, porque en la cárcel de Quito amaban a su patria; sin casa adonde volver, porque se la regaron de sal, sigue León, moribundo en la cueva: en garfios van los miembros de José España, que murió sonriendo en la horca, y va humeando el tronco de Galán , quemado ante el patíbulo: y Berbeo pasa, más muerto que ninguno —aunque de miedo a sus comuneros lo dejó el verdugo vivo—, porque para quien conoció la dicha de pelear por el honor de su país, no hay muerte mayor que estar en pie mientras dura la vergüenza patria: ¡y, de esta alma india y mestiza y blanca hecha una llama sola, se envolvió en ella el héroe, y en la constancia y la intrepidez con ella; en la hermandad de la aspiración común juntó al calor de la gloria, los compuestos desemejantes; anuló o enfrenó émulos, pasó el páramo y revolvió montes, fue regando de repúblicas la artesa de los Andes, y cuando detuvo la carrera, porque la revolución argentina oponía su trama colectiva y democrática al ímpetu boliviano, ¡catorce generales españoles acurrucados en el cerro de Ayacucho, se desceñían la espada de España!
De las palmas de las costas, puestas allí como para entonar canto perenne al héroe, sube la tierra, por tramos de plata y oro, a las copiosas planicies que acuchilló de sangre la revolución americana; y el cielo ha visto pocas veces escenas más hermosas, porque jamás movió a tantos pechos la determinación de ser libres, ni tuvieron teatro de más natural grandeza, ni el alma de un continente entró tan de lleno en la de un hombre. El cielo mismo parece haber sido actor, porque eran dignas de él, en aquellas batallas: ¡parece que los héroes todos de la libertad, y los mártires todos de toda la tierra, poblaban apiñados aquella bóveda hermosa, y cubrían, como gigante égida, el aprieto donde pujaban nuestras armas o huían despavoridos por el cielo injusto, cuando la pelea nos negaba su favor! El cielo mismo debía, en verdad, detenerse a ver tanta hermosura: —de las eternas nieves, ruedan, desmontadas, las aguas portentosas: como menuda cabellera, o crespo vellón, visten las negras abras árboles seculares; las ruinas de los templos indios velan sobre el desierto de los lagos: por entre la bruma de los valles asoman las recias torres de la catedral española: los cráteres humean, y se ven las entrañas del universo por la boca del volcán descabezado: ¡y a la vez, por los rincones todos de la tierra, los americanos están peleando por la libertad! Unos cabalgan por el llano y caen al choque enemigo como luces que se apagan, en el montón de sus monturas; otros, rienda al diente, nadan, con la banderola a flor de agua, por el río crecido; otros, como selva que echa a andar, vienen costilla a costilla, con las lanzas por sobre las cabezas; otros trepan un volcán, y le clavan en el belfo encendido la bandera libertadora. ¡Pero ninguno es más bello que un hombre de frente montuosa, de mirada que le ha comido el rostro, de capa que le aletea sobre el potro volador, de busto inmóvil en la lluvia del fuego o la tormenta, de espada a cuya luz vencen cinco naciones! Enfrena su retinto, desmadejado el cabello en la tempestad del triunfo, y ve pasar, entre la muchedumbre que le ha ayudado a echar atrás la tiranía, el gorro frigio de Ribas, el caballo dócil de Sucre, la cabeza rizada de Piar, el dolmán rojo de Páez, el látigo desflecado de Córdoba, o el cadáver del coronel que sus soldados se llevan envuelto en la bandera. Yérguese en el estribo, suspenso como la naturaleza, a ver a Páez en las Queseras dar las caras con su puñado de lanceros, y a vuelo de caballo, plegándose y abriéndose, acorralar en el polvo y la tiniebla al hormiguero enemigo. ¡Mira, húmedos los ojos, el ejército de gala, antes de la batalla de Carabobo, al aire colores y divisas, los pabellones viejos cerrados por un muro vivo, las músicas todas sueltas a la vez, el sol en el acero alegre, y en todo el campamento el júbilo misterioso de la casa en que va a nacer un hijo! ¡Y más bello que nunca fue en Junín, envuelto entre las sombras de la noche, mientras que en pálido silencio se astillan contra el brazo triunfante de América las últimas lanza españolas!
... Y luego, poco tiempo después, desencajado, el pelo hundido por las sienes enjutas, la mano seca como echando atrás el mundo, el héroe dice en su cama de morir: «¡José! ¡José! vámonos, que de aquí nos echan: ¿adónde iremos?» Su gobierno nada más se había venido abajo, pero él acaso creyó que lo que se derrumbaba era la república; acaso, como que de él se dejaron domar, mientras duró el encanto de la independencia, los recelos y personas locales, paró en desconocer, o dar por nulas o menores, estas fuerzas de realidad que reaparecían después del triunfo: acaso, temeroso de que las aspiraciones rivales le decorasen los pueblos recién nacidos, buscó en la sujeción, odiosa al hombre, el equilibrio político, sólo constante cuando se fía a la expansión, infalible en un régimen de justicia, y más firme cuanto más desatada. Acaso, en su sueño de gloria, para la América y para sí, no vio que la unidad de espíritu, indispensable a la salvación y dicha de nuestros pueblos americanos, padecía, más que se ayudaba, con su unión en formas teóricas y artificiales que no se acomodaban sobre el seguro de la realidad: acaso el genio previsor que proclamó que la salvación de nuestra América está en la acción una y compacta de sus repúblicas, en cuanto a sus relaciones con el mundo y al sentido y conjunto de su porvenir, no pudo, por no tenerla en el redaño, ni venirle del hábito ni de la casta, conocer la fuerza moderadora del alma popular, de la pelea de todos en abierta lid, que salva, sin más ley que la libertad verdadera, a las repúblicas: erró acaso el padre angustiado en el instante supremo de los creadores políticos, cuando un deber les aconseja ceder a nuevo mando su creación, porque el título de usurpador no la desluzca o ponga en riesgo, y otro deber, tal vez en el misterio de su idea creadora superior, les mueve a arrostrar por ella hasta la deshonra de ser tenidos por usurpadores.
¡Y eran las hijas de su corazón, aquellas que sin él se desangraban en lucha infausta y lenta, aquellas que por su magnanimidad y tesón vinieron a la vida, las que le tomaban de las manos, como que de ellas era la sangre y el porvenir, el poder de regirse conforme a sus pueblos y necesidades! ¡Y desaparecería la conjunción, más larga que la de los astros del cielo, de América y Bolívar para la obra de la independencia, y se revelaba el desacuerdo patente entre Bolívar, empeñado en unir bajo un gobierno central y distante los países de la revolución, y la revolución americana, nacida, con múltiples cabezas, del ansia del gobierno local y con la gente de la casa propia! «José! José! vámonos, que de aquí nos echan: ¿adónde iremos?»...
¿Adónde irá Bolívar? ¡Al respeto del mundo y a la ternura de los americanos! ¡A esta casa amorosa, donde cada hombre le debe el goce ardiente de sentirse como en brazos de los suyos en los de todo hijo de América, y cada mujer recuerda enamorada a aquél que se apeó siempre del caballo de la gloria para agradecer una corona o una flor a la hermosura! ¡A la justicia de los pueblos, que por el error posible de las formas, impacientes, o personales, sabrán ver el empuje que con ellas mismas, como de mano potente en lava blanda, dio Bolívar a las ideas madres de América! ¿Adónde irá Bolívar? ¡Al brazo de los hombres para que defiendan de la nueva codicia, y del terco espíritu viejo, la tierra donde será más dichosa y bella la humanidad! ¡A los pueblos callados, como un beso de padre! ¡A los hombres del rincón y de lo transitorio, a las panzas aldeanas y los cómodos harpagones, para que, en la hoguera que fue aquella existencia, vean la hermandad indispensable al continente y los peligros y la grandeza del porvenir americano! ¿Adónde irá Bolívar?... Ya el último virrey de España yacía con cinco heridas, iban los tres siglos atados a la cola del caballo llanero, y con la casaca de la victoria y el elástico de lujo venía al paso el Libertador, entre el ejército, como de baile, y al balcón de los cerros asomado el gentío, y corno flores en jarrón, saliéndose por las cuchillas de las lomas, los mazos de banderas. El Potosí aparece al fin, roído y ensangrentado: los cinco pabellones de los pueblos nuevos, con verdaderas llamas, flameaban en la cúspide de la América resucitada: estallan los morteros a anunciar al héroe —y sobre las cabezas descubiertas de respeto y espanto, rodó por largo tiempo el estampido con que de cumbre en cumbre respondían, saludándolo, los montes. ¡Así de hijo en hijo, mientras la América viva, el eco de su nombre resonará en lo más viril y honrado de nuestras entrañas!



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EL GRAN REPORTAJE DE HOY...



¿ERA JOSE MARTI MASON?

Documentos hallados en una logia de esta ciudad confirman la afiliación masónica de José Martí, quien tuvo esa influencia de sus más cercanos maestros como José María de Mendive y ya militaba en esa organización a los 18 años.
La incorporación del Héroe Nacional de Cuba a esa cofradía quedó confirmada gracias a los hallazgos realizados por Samuel Sánchez Gálvez, un investigador cienfueguero que mostró el expediente de Amelio de Luis Vela de los Reyes, donde aparecen varios pliegos firmados por Martí en una logia en España.



El primero de estos, fechado el cuatro de julio de 1871, es un diploma de maestro Masón emitido a Vela de los Reyes, donde junto a otras firmas -hoy en proceso de investigación, resalta la tan conocida de José Martí.
Además, aparece una carta dirigida a esa persona donde se le anuncia su elección para la entidad, y está acompañada del seudónimo de Anahuac, usado por el patriota cubano para timbrar algunos de sus artículos, y que incluye la rúbrica, ese trazo final tan usado en otros tiempos.




Eduardo Torres Cuevas, Doctor en Ciencias Históricas corroboró categóricamente como conclusivo el hallazgo realizado por Samuel Sánchez Gálvez, su pupilo, y alertó sobre las nuevas interrogantes abiertas ahora sobre este tema y en las cuales deben centrarse futuras indagaciones.
Presentes en las actividades en Cienfuegos de la XVI Feria Internacional del Libro, Cuba 2007, Torres Cuevas y Sánchez Gálvez confirmaron con especialistas que pertenecen a Martí la firma y el seudónimo.
Incluso el vocablo indígena de Anaguac, con que más tarde se adjudica los artículos en México, era el nombre dado por los primeros habitantes al continente, mucho antes de ser llamado América.


El hallazgo aconteció en la Logia Fernandina de Jagua, cuando el profesor Gálvez, de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, realizaba una búsqueda para su tesis de doctorado, relacionada con la masonería en Cienfuegos.
Cuevas declaró a la prensa que ya se tenía información sobre la relación de Martí y la masonería, ya que sus propios textos lo infieren, además de los escritos de su amigo Fermín Valdés Domínguez, mas, siempre se reclamaron pruebas documentales para confirmarlo, sin que apareciera hasta ahora el mínimo pliego.


Abundó sobre la importancia de este descubrimiento, que aporta más luz sobre el pensamiento martiano y da elementos para comprender al hombre en toda su magnitud, y propuso continuar esa pista en países como EE.UU., México, Venezuela.
Refirió que gran parte de los patriotas cubanos iniciadores de las luchas independentistas eran masones, desde Carlos Manuel de Céspedes, incluso mencionó a los hermanos Federico y Adolfo Fernández Cavada, del propio Cienfuegos, quienes aportaron mucho a la causa revolucionaria.



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LA NOTICIA CIENTIFICA DEL DIA...

¿PUEDE INTERNET MEJORAR NUESTRA SALUD?


Cuando un psiquiatra al que se le había pedido que acudiera a la casa de una paciente de 12 años -que se encontraba muy angustiada- llegó, se encontró con la habitación de la niña cerrada.

Expertos tratan de aliarse con internet y las redes sociales para hacer una revolución en el sistema de atención médica

La pequeña se negó a salir. Su argumento era que no creía en los doctores y que él no era la excepción.

El médico le pidió que, por medio de su teléfono inteligente, lo buscara en el sitio de internet iWantGreatCare (Quiero un Gran Cuidado).

El sitio fue creado para permitirles a los pacientes dar su opinión sobre los doctores y calificar su atención.

En ese sitio web se podían leer los comentarios que los pacientes adolescentes del psiquiatra habían publicado sobre él.

Ver lo que personas de su edad habían escrito fue lo que finalmente la persuadió a abrir la puerta.

Poder

"Hay mucho más que decir sobre una enfermedad que lo que el experto médico tiene que decir"

Lucien Engelen, Universidad Radboud Nijmegen

Este es un ejemplo de cómo internet les está dando a los pacientes un poder que antes no tenían y también es un ejemplo de cómo internet cambiará la relación entre médicos y pacientes, indicó Neil Bacon, el médico detrás del sitio web.

Su objetivo es crear un sitio en el que la voz colectiva de los pacientes y los consumidores de los servicios de salud sea el guardián del sistema sanitario y no los reguladores tradicionales.

El doctor Bacon, un especialista de riñón, es uno de los miembros de la nueva generación de doctores conocidos como "doctores emprendedores".

Concibió la red social para doctores británicos Doctors.net.uk y después desarrolló iWantGreatCare, un sitio en internet que les permite a los pacientes opinar sobre cada médico que los ha tratado y dar una evaluación.

"Es la voz del paciente la que tiene que brillar y la que va a ofrecer transparencia y calidad en todo el sistema de salud social", indicó.

El sitio, que indignó a algunos doctores cuando fue lanzado en 2008, ha unido fuerzas con una organización de caridad dedicada a apoyar a los pacientes con VIH/Sida, The Terrence Higgins Trust.

En Reino Unido, por ejemplo, pacientes VIH positivos pueden sentir una gran angustia cuando les toca escoger a su médico de cabecera y a su dentista. Les preocupa la estigmatización que puedan llegar a sufrir y la confidencialidad con la que sus casos serán tratados, indicó Garry Brough de la organización The Terrence Higgins Trust.

Una de sus propuestas es que pacientes con VIH puedan trabajar juntos para crear recomendaciones de "oro" sobre el cuidado de personas con el virus. Eso se logrará, asegura, por medio del diseño de "una base de datos nacional de servicios de alta calidad para personas con VIH alimentada por los propios usuarios".

Compartir

La idea de darles poder a los pacientes a través de internet ha sido probada en otras partes de Europa.

En Holanda, Lucien Engelen, director del centro de Remodelación e Innovación de la Universidad Radboud Nijmegen investiga cómo las nuevas tecnologías pueden mejorar la atención médica.

Uno de los proyectos es "AYA4: toda la información que habías buscado" y está dedicado a pacientes jóvenes que padecen cáncer. En esa plataforma online, ellos pueden hablar sobre sus problemas de salud y enviarle preguntas médicas directamente a un oncólogo.

Engelen señaló que, al igual que sus doctores, los pacientes y sus familiares también son expertos en una enfermedad en específico.

"Los roles no sólo están cambiando, sino que se están volteando", explicó. "Hay mucho más que decir sobre una enfermedad que lo que el experto médico tiene que decir".

De acuerdo con Engelen, en la era de la democratización de los medios de comunicación y de la primera generación de Facebook, la medicina está empezando poco a poco a ponerse al día con otras industrias como las de la música y los viajes, ambas profundamente afectadas por internet.

"Lleva un poco más de tiempo, pero causará exactamente el mismo impacto y quizás mucho más. Una vez se vuelva masiva, tendrá un gran valor", añadió el doctor.

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UN MOMENTO DE EXEGESIS...

DESCIFRANDO EL GENESIS...

CAPÍTULO 19


1. Llegaron los dos enviados a Sedom, al atardecer y Lot estaba sentado en la puerta de la ciudad de Sedom, lo vió Lot y se levantó a su encuentro y se prosternó sobre su rostro a tierra. 2. Dijo: ¡He aquí, ahora, mis señores! Desviáos por favor, hacia la casa de vuestro servidor y pernoctad, lavad vuestros pies, madrugaréis y proseguiréis vuestro camino. Dijeron: No, pues en la explanada pernoctaremos. 3. Les instó en demasía, se desviaron hacia donde él y se allegaron a su casa. Les hizo un convite, coció panes ácimos y ellos comieron. 4. Aún no se habían acostado, cuando los hombres de la ciudad - los hombres de Sedom - convergieron sobre la casa, desde mozo hasta anciano - todo el pueblo - hasta el extremo. 5. Interpelaron a Lot y le dijeron: ¿Dónde están los hombres que han venido a tí por la noche? ¡Sácalos - ante nosotros - e intimaremos con ellos!. 6. Salió hacia ellos Lot - a la entrada - y la puerta cerró tras de sí. 7. Dijo: ¡No, por favor, hermanos míos, no dañéis! 8. He aquí que yo, tengo dos hijas que no han conocido varón. Yo las sacaré, ahora, a ellas para vosotros y haced a ellas lo bueno a vuestros ojos. Sólo a estos hombres no hagais nada, ya que se han cobijado bajo la sombra de mi techo. 9. Dijeron: ¡Acércate más allá! Dijeron: ¡el uno, que ha venido como forastero, juzgar, ha juzgado! ¡Ahora te dañaremos a tí más que a ellos! E instaron al hombre - Lot - en demasía y se acercaron para quebrar la puerta. 10. Extendieron los hombres su mano y trajeron a Lot hacia ellos - a la casa - mientras la puerta cerraron. 11. Y a los hombres que estaban a la entrada de la casa dañaron con encandilamiento¹, desde menor hasta mayor y no puedieron encontrar la entrada.

12. Dijeron los hombres a Lot: ¿A quién más tienes aquí? Yernos, tus hijos y tus hijas y todo lo que tienes en la ciudad, saca del lugar

¹ Otros: Ceguera

13. Pues nosotros vamos a destruir esta comarca, ya que grande es su clamor ante la presencia de Adonai y nos ha enviado Adonai para destruirla. 14. Salió Lot y habló a sus yernos - desposados con sus hijas — y dijo: ¡Levantáos y salid de este lugar, pues Adonai va a destruir la ciudad! Mas él pareció como ridículo ante los ojos de sus yernos. 15. Y como despuntaba el alba, urgieron los enviados a Lot diciendo: Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas - las que están - no sea que perezcas en el castigo¹ de la ciudad.

16. Habiéndose demorado, tomaron los hombres su mano y la mano de su esposa y la mano de sus dos hijas - por compasión de Adonai para con él - y lo sacaron y lo dejaron fuera de la ciudad.

1 Otros: Por la iniquidad.

17. Ocurrió que cuando los hubieron sacado a ellos fuera, dijo: ¡Escapa, por tu vida! No mires tras de tí, ni te detengas en lugar alguno de la planicie. ¡Hacia la montaña escapa, no sea que perezcas! 18. Dijo Lot a ellos: ¡Oh, no!” ¡Tu ruego Mi Señor! 19. He aquí que ahora ha hallado tu servidor gracia a tus ojos, ya que has acrecentado tu benevolencia que hiciste para conmigo, al mantenerme con vida. ¡Mas yo no puedo escapar hacia la montaña, no sea que me alcance el daño y yo muera! 20. He aquí ahora, que esta ciudad está cercana, para huir allí y es pequeña. Voy a escapar, ahora, allí - ciertamente es pequeña - ¡así mi vida estará a salvo! Aliá Cuarta 21. Dijo a él: He aquí que te tomo en consideración también para esta cosa: para no arrasar la ciudad de la cual has hablado. 22. Pronto, escapa hacia allí; pues no podré hacer nada hasta tu llegada allí. Por eso llamó el nombre de la ciudad Tsohar - (pequeña). 23. Cuando el sol hubo salido sobre la tierra, Lot llegó a Tsohar 24. Y Adonai hizo llover sobre Sedom y Hamoráh azufre y fuego, de Adonai, desde el cielo. 25. Arrasó las ciudades aquellas y toda la planicie y todos los habitantes de las ciudades y la vegetación de la tierra. 26. Miró su mujer, detrás de él y se convirtió en un montículo¹ de sal.

¹ Otros: Pilar de Sal.

27. Madrugó Abraham, por la mañana y se dirigió al lugar donde hubo estado, allí frente a la presencia de Adonai. 28. Contempló la extensión de Sedom y de Hamoráh y toda la extensión de la tierra de la planicie y vió y he aquí que ascendía la humareda de la tierra, cual humareda de horno.

29. Ocurrió que cuando hubo destruído Elohim las ciudades de la planicie - recordó Elohim a Abraham - y expelió a Lot de entre la destrucción - al destruir las ciudades en las cuales se había asentado en ellas, Lot.

30. Ascendió Lot desde Tsohar y se asentó en la montaña y sus dos hijas estaban con él - pues él temía permanecer en Tsohar. Vivió, pues, en una cueva, él y sus dos hijas.

31. Dijo la mayor a la menor: Nuestro padre es anciano y en la tierra no hay hombre para que cohabite con nosotras, como es norma en toda la tierra. 32. Vamos, hagamos beber a nuestro padre - vino - y acostémonos con él, para que mantengamos vida y descendencia - de nuestro padre. 33. Hicieron beber a su padre vino en aquella noche y allegóse pues la mayor y acostóse con su padre; mas él no supo ni al acostarse ella, ni al levantarse ella. 34. Ocurrió que al día siguiente, dijo la mayor a la menor: He aquí, me acosté anoche con mi padre, hagámosle beber vino también esta noche y allégate y acuéstate con él y mantengamos vida y descendencia de nuestro padre. 35. Hicieron beber - también aquella noche - a su padre - vino - y levantóse la menor y acostóse con él; mas él no supo ni al acostarse con ella ni al levantarse con ella. 36. Quedaron encintas — las dos hijas de Lot — de su padre. 37. Parió la mayor un hijo, a quien llamó Moab. El es el padre de los moabitas — los del día de hoy. 38. Y la menor también parió un hijo a quien llamó Ben Hami El es el padre de los amonitas — los del día de hoy.

 בראשית יט


שלישי


א וַ֠יָּבֹאוּ שְׁנֵ֨י הַמַּלְאָכִ֤ים סְדֹ֙מָה֙ בָּעֶ֔רֶב וְל֖וֹט יֹשֵׁ֣ב בְּשַֽׁעַר־סְדֹ֑ם וַיַּרְא־לוֹט֙ וַיָּ֣קָם לִקְרָאתָ֔ם וַיִּשְׁתַּ֥חוּ אַפַּ֖יִם אָֽרְצָה׃ ב וַיֹּ֜אמֶר הִנֶּ֣ה נָּא־אֲדֹנַ֗י ס֣וּרוּ נָ֠א אֶל־בֵּ֨ית עַבְדְּכֶ֤ם וְלִ֙ינוּ֙ וְרַחֲצ֣וּ רַגְלֵיכֶ֔ם וְהִשְׁכַּמְתֶּ֖ם וַהֲלַכְתֶּ֣ם לְדַרְכְּכֶ֑ם וַיֹּאמְר֣וּ לֹּ֔א כִּ֥י בָרְח֖וֹב נָלִֽין׃ ג וַיִּפְצַר־בָּ֣ם מְאֹ֔ד וַיָּסֻ֣רוּ אֵלָ֔יו וַיָּבֹ֖אוּ אֶל־בֵּית֑וֹ וַיַּ֤עַשׂ לָהֶם֙ מִשְׁתֶּ֔ה וּמַצּ֥וֹת אָפָ֖ה וַיֹּאכֵֽלוּ׃ ד טֶרֶם֮ יִשְׁכָּבוּ֒ וְאַנְשֵׁ֨י הָעִ֜יר אַנְשֵׁ֤י סְדֹם֙ נָסַ֣בּוּ עַל־הַבַּ֔יִת מִנַּ֖עַר וְעַד־זָקֵ֑ן כָּל־הָעָ֖ם מִקָּצֶֽה׃ ה וַיִּקְרְא֤וּ אֶל־לוֹט֙ וַיֹּ֣אמְרוּ ל֔וֹ אַיֵּ֧ה הָאֲנָשִׁ֛ים אֲשֶׁר־בָּ֥אוּ אֵלֶ֖יךָ הַלָּ֑יְלָה הוֹצִיאֵ֣ם אֵלֵ֔ינוּ וְנֵדְעָ֖ה אֹתָֽם׃ ו וַיֵּצֵ֧א אֲלֵהֶ֛ם ל֖וֹט הַפֶּ֑תְחָה וְהַדֶּ֖לֶת סָגַ֥ר אַחֲרָֽיו׃ ז וַיֹּאמַ֑ר אַל־נָ֥א אַחַ֖י תָּרֵֽעוּ׃ ח הִנֵּה־נָ֨א לִ֜י שְׁתֵּ֣י בָנ֗וֹת אֲשֶׁ֤ר לֹֽא־יָדְעוּ֙ אִ֔ישׁ אוֹצִֽיאָה־נָּ֤א אֶתְהֶן֙ אֲלֵיכֶ֔ם וַעֲשׂ֣וּ לָהֶ֔ן כַּטּ֖וֹב בְּעֵינֵיכֶ֑ם רַ֠ק לָֽאֲנָשִׁ֤ים הָאֵל֙ אַל־תַּעֲשׂ֣וּ דָבָ֔ר כִּֽי־עַל־כֵּ֥ן בָּ֖אוּ בְּצֵ֥ל קֹרָתִֽי׃ ט וַיֹּאמְר֣וּ׀ גֶּשׁ־הָ֗לְאָה וַיֹּֽאמְרוּ֙ הָאֶחָ֤ד בָּֽא־לָגוּר֙ וַיִּשְׁפֹּ֣ט שָׁפ֔וֹט עַתָּ֕ה נָרַ֥ע לְךָ֖ מֵהֶ֑ם וַיִּפְצְר֨וּ בָאִ֤ישׁ בְּלוֹט֙ מְאֹ֔ד וַֽיִּגְּשׁ֖וּ לִשְׁבֹּ֥ר הַדָּֽלֶת׃ י וַיִּשְׁלְח֤וּ הָֽאֲנָשִׁים֙ אֶת־יָדָ֔ם וַיָּבִ֧יאוּ אֶת־ל֛וֹט אֲלֵיהֶ֖ם הַבָּ֑יְתָה וְאֶת־הַדֶּ֖לֶת סָגָֽרוּ׃ יא וְֽאֶת־הָאֲנָשִׁ֞ים אֲשֶׁר־פֶּ֣תַח הַבַּ֗יִת הִכּוּ֙ בַּסַּנְוֵרִ֔ים מִקָּטֹ֖ן וְעַד־גָּד֑וֹל וַיִּלְא֖וּ לִמְצֹ֥א הַפָּֽתַח׃


יב וַיֹּאמְר֨וּ הָאֲנָשִׁ֜ים אֶל־ל֗וֹט עֹ֚ד מִֽי־לְךָ֣ פֹ֔ה חָתָן֙ וּבָנֶ֣יךָ וּבְנֹתֶ֔יךָ וְכֹ֥ל אֲשֶׁר־לְךָ֖ בָּעִ֑יר הוֹצֵ֖א מִן־הַמָּקֽוֹם׃


יג כִּֽי־מַשְׁחִתִ֣ים אֲנַ֔חְנוּ אֶת־הַמָּק֖וֹם הַזֶּ֑ה כִּֽי־גָֽדְלָ֤ה צַעֲקָתָם֙ אֶת־פְּנֵ֣י יְהוָ֔ה וַיְשַׁלְּחֵ֥נוּ יְהוָ֖ה לְשַׁחֲתָֽהּ׃ יד וַיֵּצֵ֨א ל֜וֹט וַיְדַבֵּ֣ר׀ אֶל־חֲתָנָ֣יו׀ לֹקְחֵ֣י בְנֹתָ֗יו וַיֹּ֙אמֶר֙ ק֤וּמוּ צְּאוּ֙ מִן־הַמָּק֣וֹם הַזֶּ֔ה כִּֽי־מַשְׁחִ֥ית יְהוָ֖ה אֶת־הָעִ֑יר וַיְהִ֥י כִמְצַחֵ֖ק בְּעֵינֵ֥י חֲתָנָֽיו׃ טו וּכְמוֹ֙ הַשַּׁ֣חַר עָלָ֔ה וַיָּאִ֥יצוּ הַמַּלְאָכִ֖ים בְּל֣וֹט לֵאמֹ֑ר קוּם֩ קַ֨ח אֶֽת־אִשְׁתְּךָ֜ וְאֶת־שְׁתֵּ֤י בְנֹתֶ֙יךָ֙ הַנִּמְצָאֹ֔ת פֶּן־תִּסָּפֶ֖ה בַּעֲו‍ֹ֥ן הָעִֽיר׃


טז וַֽיִּתְמַהְמָ֓הּ׀ וַיַּחֲזִ֨קוּ הָאֲנָשִׁ֜ים בְּיָד֣וֹ וּבְיַד־אִשְׁתּ֗וֹ וּבְיַד֙ שְׁתֵּ֣י בְנֹתָ֔יו בְּחֶמְלַ֥ת יְהוָ֖ה עָלָ֑יו וַיֹּצִאֻ֥הוּ וַיַּנִּחֻ֖הוּ מִח֥וּץ לָעִֽיר׃ יז וַיְהִי֩ כְהוֹצִיאָ֨ם אֹתָ֜ם הַח֗וּצָה וַיֹּ֙אמֶר֙ הִמָּלֵ֣ט עַל־נַפְשֶׁ֔ךָ אַל־תַּבִּ֣יט אַחֲרֶ֔יךָ וְאַֽל־תַּעֲמֹ֖ד בְּכָל־הַכִּכָּ֑ר הָהָ֥רָה הִמָּלֵ֖ט פֶּן־תִּסָּפֶֽה׃


יח וַיֹּ֥אמֶר ל֖וֹט אֲלֵהֶ֑ם אַל־נָ֖א אֲדֹנָֽי׃ יט הִנֵּה־נָ֠א מָצָ֨א עַבְדְּךָ֣ חֵן֮ בְּעֵינֶיךָ֒ וַתַּגְדֵּ֣ל חַסְדְּךָ֗ אֲשֶׁ֤ר עָשִׂ֙יתָ֙ עִמָּדִ֔י לְהַחֲי֖וֹת אֶת־נַפְשִׁ֑י וְאָנֹכִ֗י לֹ֤א אוּכַל֙ לְהִמָּלֵ֣ט הָהָ֔רָה פֶּן־תִּדְבָּקַ֥נִי הָרָעָ֖ה וָמַֽתִּי׃ כ הִנֵּה־נָ֠א הָעִ֨יר הַזֹּ֧את קְרֹבָ֛ה לָנ֥וּס שָׁ֖מָּה וְהִ֣יא מִצְעָ֑ר אִמָּלְטָ֨ה נָּ֜א שָׁ֗מָּה הֲלֹ֥א מִצְעָ֛ר הִ֖וא וּתְחִ֥י נַפְשִֽׁי׃ כא וַיֹּ֣אמֶר אֵלָ֔יו הִנֵּה֙ נָשָׂ֣אתִי פָנֶ֔יךָ גַּ֖ם לַדָּבָ֣ר הַזֶּ֑ה לְבִלְתִּ֛י הָפְכִּ֥י אֶת־הָעִ֖יר אֲשֶׁ֥ר דִּבַּֽרְתָּ׃ רביעי כב מַהֵר֙ הִמָּלֵ֣ט שָׁ֔מָּה כִּ֣י לֹ֤א אוּכַל֙ לַעֲשׂ֣וֹת דָּבָ֔ר עַד־בֹּאֲךָ֖ שָׁ֑מָּה עַל־כֵּ֛ן קָרָ֥א שֵׁם־הָעִ֖יר צֽוֹעַר׃ כג הַשֶּׁ֖מֶשׁ יָצָ֣א עַל־הָאָ֑רֶץ וְל֖וֹט בָּ֥א צֹֽעֲרָה׃ כד וַֽיהוָ֗ה הִמְטִ֧יר עַל־סְדֹ֛ם וְעַל־עֲמֹרָ֖ה גָּפְרִ֣ית וָאֵ֑שׁ מֵאֵ֥ת יְהוָ֖ה מִן־הַשָּׁמָֽיִם׃ כה וַֽיַּהֲפֹךְ֙ אֶת־הֶעָרִ֣ים הָאֵ֔ל וְאֵ֖ת כָּל־הַכִּכָּ֑ר וְאֵת֙ כָּל־יֹשְׁבֵ֣י הֶעָרִ֔ים וְצֶ֖מַח הָאֲדָמָֽה׃


כו וַתַּבֵּ֥ט אִשְׁתּ֖וֹ מֵאַחֲרָ֑יו וַתְּהִ֖י נְצִ֥יב מֶֽלַח׃


כז וַיַּשְׁכֵּ֥ם אַבְרָהָ֖ם בַּבֹּ֑קֶר אֶל־הַ֨מָּק֔וֹם אֲשֶׁר־עָ֥מַד שָׁ֖ם אֶת־פְּנֵ֥י יְהוָֽה׃ כח וַיַּשְׁקֵ֗ף עַל־פְּנֵ֤י סְדֹם֙ וַעֲמֹרָ֔ה וְעַֽל־כָּל־פְּנֵ֖י אֶ֣רֶץ הַכִּכָּ֑ר וַיַּ֗רְא וְהִנֵּ֤ה עָלָה֙ קִיטֹ֣ר הָאָ֔רֶץ כְּקִיטֹ֖ר הַכִּבְשָֽׁן׃ כט וַיְהִ֗י בְּשַׁחֵ֤ת אֱלֹהִים֙ אֶת־עָרֵ֣י הַכִּכָּ֔ר וַיִּזְכֹּ֥ר אֱלֹהִ֖ים אֶת־אַבְרָהָ֑ם וַיְשַׁלַּ֤ח אֶת־לוֹט֙ מִתּ֣וֹךְ הַהֲפֵכָ֔ה בַּהֲפֹךְ֙ אֶת־הֶ֣עָרִ֔ים אֲשֶׁר־יָשַׁ֥ב בָּהֵ֖ן לֽוֹט׃ ל וַיַּעַל֩ ל֨וֹט מִצּ֜וֹעַר וַיֵּ֣שֶׁב בָּהָ֗ר וּשְׁתֵּ֤י בְנֹתָיו֙ עִמּ֔וֹ כִּ֥י יָרֵ֖א לָשֶׁ֣בֶת בְּצ֑וֹעַר וַיֵּ֙שֶׁב֙ בַּמְּעָרָ֔ה ה֖וּא וּשְׁתֵּ֥י בְנֹתָֽיו׃ לא וַתֹּ֧אמֶר הַבְּכִירָ֛ה אֶל־הַצְּעִירָ֖ה אָבִ֣ינוּ זָקֵ֑ן וְאִ֨ישׁ אֵ֤ין בָּאָ֙רֶץ֙ לָב֣וֹא עָלֵ֔ינוּ כְּדֶ֖רֶךְ כָּל־הָאָֽרֶץ׃ לב לְכָ֨ה נַשְׁקֶ֧ה אֶת־אָבִ֛ינוּ יַ֖יִן וְנִשְׁכְּבָ֣ה עִמּ֑וֹ וּנְחַיֶּ֥ה מֵאָבִ֖ינוּ זָֽרַע׃ לג וַתַּשְׁקֶ֧יןָ אֶת־אֲבִיהֶ֛ן יַ֖יִן בַּלַּ֣יְלָה ה֑וּא וַתָּבֹ֤א הַבְּכִירָה֙ וַתִּשְׁכַּ֣ב אֶת־אָבִ֔יהָ וְלֹֽא־יָדַ֥ע בְּשִׁכְבָ֖הּ וּבְקוּׅמָֽהּ׃ לד וַֽיְהִי֙ מִֽמָּחֳרָ֔ת וַתֹּ֤אמֶר הַבְּכִירָה֙ אֶל־הַצְּעִירָ֔ה הֵן־שָׁכַ֥בְתִּי אֶ֖מֶשׁ אֶת־אָבִ֑י נַשְׁקֶ֨נּוּ יַ֜יִן גַּם־הַלַּ֗יְלָה וּבֹ֙אִי֙ שִׁכְבִ֣י עִמּ֔וֹ וּנְחַיֶּ֥ה מֵאָבִ֖ינוּ זָֽרַע׃ לה וַתַּשְׁקֶ֜יןָ גַּ֣ם בַּלַּ֧יְלָה הַה֛וּא אֶת־אֲבִיהֶ֖ן יָ֑יִן וַתָּ֤קָם הַצְּעִירָה֙ וַתִּשְׁכַּ֣ב עִמּ֔וֹ וְלֹֽא־יָדַ֥ע בְּשִׁכְבָ֖הּ וּבְקֻמָֽהּ׃ לו וַֽתַּהֲרֶ֛יןָ שְׁתֵּ֥י בְנֽוֹת־ל֖וֹט מֵאֲבִיהֶֽן׃ לז וַתֵּ֤לֶד הַבְּכִירָה֙ בֵּ֔ן וַתִּקְרָ֥א שְׁמ֖וֹ מוֹאָ֑ב ה֥וּא אֲבִֽי־מוֹאָ֖ב עַד־הַיּֽוֹם׃ לח וְהַצְּעִירָ֤ה גַם־הִוא֙ יָ֣לְדָה בֵּ֔ן וַתִּקְרָ֥א שְׁמ֖וֹ בֶּן־עַמִּ֑י ה֛וּא אֲבִ֥י בְנֵֽי־עַמּ֖וֹן עַד־הַיּֽוֹם:

CAPÍTULO 19

1 “LLEGARON LOS DOS ENVIADOS A SEDOM...” “... Y tú, lector, ya has visto, que las Escrituras los llaman a ellos hombres, siempre, excepto en dos lugares, uno, en este versículo y dos, en el versículo 15. cuando ellos lo urgen a salir de la ciudad. Y no hay duda de que en aquellos lugares en que se comportan como “hombres” fueron llamados hombres y en aquellos en que hacen acciones sobrenaturales son llamados מלאכים — enviados.” (Abarbanel)

‘‘AL ATARDECER‘‘El camino a recorrer desde la residencia de Abraham hasta Sodoma no era tan largo y podrían haber llegado en pleno día, pero ellos eran מלאכי רחמים — mensajeros de la Misericordia Divina — y. por lo tanto estuvieron dándole tiempo a Abraham para concluir su alegato en favor de ellos”. (Midrash; Rashí).

Cabe recalcar una vez más que, de acuerdo a este Midrash, la Toráh no nos refiere aquí un dato cronológico sino que ofrece un mensaje, entre líneas, en este llegar al atardecer y en la penumbra en la cual están sumidas estas ciudades.

“...LOT ESTABA SENTADO EN LA PUERTA DE LA CIUDAD DE SEDOM...” Esta locución es usada en el lenguaje biblico para indicar el punto de reunión de los sabios ancianos del lugar y de un dignatarios de la comarca. (Véase Ruth 4:1 y Esther 2:19 entre otros). Aparte, la justicia se admiraba, siempre, en las puertas de las ciudades, que equivalían a las audiencias públicas, de allí la conclusión del Midrash, de que Lot había sido nombrado como uno de los jueces de la ciudad.

Esta idea está sustentada también por el versículo 9 de este capítulo.

2 “DIJO: HE AQUÍ, AHORA, MIS SEÑORES ....” “El término Adonai en este lugar, no tiene connotación de sagrado y quiere decir; señores míos.” (Ibn Hezra).

“...MADRUGARÉIS Y PROSEGUIRÉIS VUESTRO CAMINO..." Con esto les indicó que no se detengan en la ciudad, una vez entrada la mañana, pues Lot conocía la perversidad de sus habitantes.” (Rambán)

3 “...COCIÓ PANES ÁCIMOS Y ELLOS COMIERON.” Debido al poco tiempo de que se disponía para prepararles un convite.

4 “AÚN NO SE HABÍAN ACOSTADO, CUANDO LOS HOMBRES DE LA CIUDAD... CONVERGIERON SOBRE LA CASA, DESDE MOZO HASTA ANCIANO...

5 INTERPELARON A LOT Y LE DIJERON: ¿DONDE ESTÁN LOS HOMBRES QUE HAN VENIDO A TÍ POR LA NOCHE? ¡SÁCALOS... E INTIMAREMOS CON ELLOS!”... Lot ha sido sorprendido en su estimación de la perversidad de los habitantes de la ciudad. Es incomprensible que los mayores y ancianos de la ciudad se unan y convaliden con su presencia aberrantes excesos sexuales.

E intimaremos con ellos...”: “La intención de los habitantes de Sedom era denigrar a los hombres con esta vileza.” (Abarbanel)

De este pasaje deriva la actual acepción del término sodomía.

Al comparar este pasaje con el episodio bíblico del libro de Jueces, cap. 19, conocido como פלגש בגבעה — la concubina de Guivháh — notaremos que en este último episodio donde también hay intención de denigrar a un “huésped” sexualmente, todos los habitantes de la tierra de Israel, de entonces, se levantan en armas, desde el norte hasta el sur del país, para limpiar esa afrenta cometida para con un ser humano. Suelen existir personas perversas en la sociedad; no se puede tolerar la existencia de una población totalmente pervertida “desde mozo hasta anciano, todo el pueblo.”

Sodoma es el prototipo de una ciudad descarriada, en su totalidad. El resto del relato será la consecuencia directa de la perversidad. (Basado en Rambán).

Por otra parte, esto demuestra que ni siquiera había en la ciudad uno de los diez justos que Abraham buscaba.” (Rashbam).

7 “HERMANOS MÍOS, NO DAÑÉIS!

8 “HE AQUÍ PUES, QUE YO TENGO DOS HIJAS QUE NO HAN CONOCIDO VARÓN. YO LAS SACARÉ, AHORA, A ELLAS PARA VOSOTROS Y HACED A ELLAS LO BUENO A VUESTROS OJOS. SÓLO, A ESTOS HOMBRES NO HAGÁIS NADA, YA QUE SE HAN COBIJADO BAJO LA SOMBRA DE MI TECHO. ““... El cielo prohiba que él abandone a sus hijas, sino que es más bien como el que dice a sus atacantes: “mátenme a mí antes”, con la certeza de que no lo harán. Por lo tanto parecería ordenarles que no progresen más en su maldad al ofrecerles algo que a todas luces es insincero.” (Basado en Rabbenu Hananel)

“...Hasta el día de hoy el hombre oriental considera a su huésped como hombre sagrado y, por lo tanto, en el momento necesario le brinda protección ilimitada hasta el extremo. Por ello Lot está dispuesto a pagar por la salvaguardia de sus huéspedes el precio del honor de sus hijas. Este apresuramiento de Lot, en su ofrecimiento, sin buscar otras vías de conciliación demuestra que la perversidad de Sodoma no pasa cerca de Lot sin afectarlo.” (Tsvi Hoffman).

9 “DIJERON: ¡ACÉRCATE MÁS ALLÁ!” Dos términos opuestos que quieren significar que se haga a un lado y no intervenga.

“...DIJERON: ¡EL UNO, QUE HA VENIDO COMO FORASTERO, JUZGAR HA JUZGADO! ¡AHORA TE DAÑAREMOS A TÍ MÁS QUE A ELLOS! E INSTARON AL HOMBRE — A LOT — EN DEMASÍA Y SE ACERCARON PARA QUEBRAR LA PUERTA.” Extraña sociedad era la de Sodoma, ya que nadie podía asumir la defensa de los derechos básicos del ser humano.

Lot, habitante arraigado en la ciudad es considerado extranjero, por defender lo que la civilización defiende.

En el versículo 10, “los hombres” hace referencia a los enviados Divinos.

11 “Y A LOS HOMBRES QUE ESTABAN A LA ENTRADA DE LA CASA LOS DAÑARON CON ENCANDILAMIENTO, DESDE MENOR HASTA MAYOR Y NO PUDIERON ENCONTRAR LA ENTRADA.” El término — encandilamiento — figura una vez más en el Tanaj en II reyes 6:18.

De acuerdo a las versiones arameas del Tanaj, esto quiere decir: aturdimiento o desorientación temporarios. El Talmud lo entiende como ceguera pasajera. (Véase Iomá 28 B; Guitín 69 A).

16 “HABIÉNDOSE DEMORADO, TOMARON LOS HOMBRES SU MANO ...“ “La raíz de este verbo חזק —fortalecer — indica que Lot estaba aterrado y no tenía fuerzas para huir.” (Ibn Hezra).

“Ellos, los enviados, los arrastraban con fuerza para que pudiesen huir de llugar”. (Rambán)

“...POR COMPASIÓN DE ADONAI PARA CON ÉL ...“ “Sólamente por la compasión de Adonai para con él y no por su propio mérito (de Lot), sino más bien por la magna Misericordia de D’s; o tal vez quiera indicar el versículo: mientras duraba todavía la compasión de D’s para con él.

De no ser así morirá él también en la destrucción de la ciudad”. (Rambán).

17 “OCURRIÓ QUE CUANDO LOS HUBIERON SACADO A ELLOS AFUERA, DIJO: ¡ESCAPA POR TU VIDA! NO MIRES TRAS DE TÍ, NI TE DETENGAS EN LUGAR ALGUNO DE LA PLANICIE. ¡HACIA LA MONTAÑA ESCAPA, NO SEA QUE PEREZCAS!” “A mí me parece, de acuerdo al sentido literal del versículo, que los enviados previnieron a Lot, diciendo: ¡Escapa, por tu vida! No mires detrás de tí.. “, pues él tenía gran riqueza y le dijeron, en tono de consejo y consuelo: salva tu vida, pues el resto ya está perdido. Tu esperanza es tu vida” (Abarbanel)

18 “... ¡TE RUEGO, MI SEÑOR!”

19 “...YA QUE HAS ACRECENTADO TU BENEVOLENCIA... AL MANTENERME CON VIDA...” El concepto Adonai, aquí, tiene carácter sagrado, de acuerdo a la opinión halájica enunciada por Maimónides, en su libro Mishné Toráh, Hiljot Iesodé Toráh. Cap VI. Halajáh 9.

22 “...POR ESO LLAMÓ EL NOMBRE DE LA CIUDAD TSOHAR — PEQUEÑA.” Con anterioridad el nombre de esta ciudad era Belah. (Véase Gén. 14:2)

24 “Y ADONAI HIZO LLOVER SOBRE SEDOM Y HAMORÁH AZUFRE Y FUEGO DE ADONAI; DESDE EL CIELO.” “Y para que no pensemos como lo hizo Gersónides que el azufre y el fuego tuvieron su origen en las entrañas de la tierra, recalca el versículo: “.. .de Adonai... desde el cielo”; indicando con ello que el fuego y el azufre descendieron desde arriba, no obedeciendo a ninguna causa natural...” (Abarbanel).

La destrucción de Sodoma y Gomorra ha generado profundos ecos en el Tanaj (Véase Deuteronomio 29:22, Isaías 1:9 y 10 y Lamentaciones 6:6).

26 “MIRÓ SU MUJER, DETRAS DE ÉL Y SE CONVIRTIÓ EN UN MONTÍCULO DE SAL.”

La mujer de Lot no prestó atención a la prevención del enviado que recomendó a Lot salvar sólamente su vida y no sus bienes, pues ella se quedó, en pos de él, ocupándose de salvar sus riquezas, y por eso se demoró y fue atrapada por la lluvia de azufre y sal, que la convirtió en un montículo.” (Abarbanel).

27 “MADRUGÓ ABRAHAM POR LA MAÑANA Y SE DIRIGIÓ AL LUGAR DONDE HUBO ESTADO, ALLÍ, FRENTE A LA PRESENCIA DE ADONAI”

29 “OCURRIÓ QUE CUANDO HUBO DESTRUÍDO ELOHIM LAS CIUDADES DE LA PLANICIE — RECORDÓ ELOHIM A ABRAHAM — Y EXPELIÓ A LOT DE ENTRE LA DESTRUCCIÓN — AL DESTRUIR LAS CIUDADES EN LAS CUALES SE HABÍA ASENTADO LOT.” Al concluir Abraham su oración quedó en la duda, en cuanto a los alcances de ésta. Sodoma y Gomorra fueron destruídas, no obstante Lot y sus hijas fueron salvados, no por sus méritos, sino por la oración de Abraham y el parentesco de Lot con él, como atestigua el versículo.

31 “DIJO LA MAYOR A LA MENOR: NUESTRO PADRE ES ANCIANO Y EN LA TIERRA NO HAY HOMBRE PARA QUE COHABITE CON NOSOTRAS, COMO ES NORMA EN TODA LA TIERRA.” “Ellas pensaron que todo el mundo fue destruido, como ocurrió en la generación del diluvio” (Rashí)

A nuestro juicio ésta es la única forma de comprender éste conflictivo pasaje bíblico.

“Este relato fue escrito para hacernos conocer la cercanía entre estas dos naciones — Hammón y Moab, vecinas de Israel, y que por ello la Toráh prohibirá el ingreso de estas naciones al pueblo de Israel” (Abarbanel).

Nótese que la prohibición del ingreso de los Hammonitas y Moabitas a formar parte de la historia de Israel está enunciada en Deut. 33:4, inmediatamente después de la ley que prohíbe el ingreso del mamzer — hijo nacido de incesto — al pueblo de Israel.

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