11 DE 
ABRIL 
DEL 2012
R.:L.:"SUMMA PHILOSOPIAE No.40"
Mérida, Edo. Mérida, Venezuela
Mérida, Edo. Mérida, Venezuela
 PTO. GEOMETRICO: 
LATITUD: 08° 35′ 55" N  
LONGITUD: 71° 13′ 02" W
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E-mail:
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UN
DIA COMO HOY EN...
- 487 a. C. (día de la luna llena del mes
     Vishaka [abril o mayo]): en Kushinagar
     (India)
     fallece Buda, fundador del budismo.
- 491: Flavio Anastasio se convierte en emperador bizantino,
     con el nombre de Anastasio I.
- 1079: en Polonia, el obispo Estanislao de Szczepanów es ejecutado
     por orden del rey Bolesław II.
- 1241: Batu Kan vence a Béla IV de Hungría en la Batalla de
     Mohi.
- 1431: en Granada (España)
     un terrible terremoto destruye la ciudad de Atarfe.
- 1512: en el marco de la Guerra de la Liga de Cambrai,
     las fuerzas francesas fuerzan la retirada por Gastón de Foix en la Batalla de Rávena.
- 1689: en Inglaterra, Guillermo III y María II se convierten en reyes.
- 1713: en el marco de la Guerra de Sucesión Española, se firma
     el Tratado de Utrecht.
- 1815: en las islas menores de la Sonda (Indonesia)
     segundo día de la erupción del volcán
     Tambora,
     que deja un saldo de 82.000 víctimas fatales.
- 1817: se lleva a cabo la Batalla de San Félix (Venezuela).
- 1828: en el sur de la provincia de Buenos Aires (Argentina),
     se funda la ciudad de Bahía
     Blanca.
- 1831: en Uruguay, se realiza el genocidio de la etnia charrúa en la Matanza de Salsipuedes.
- 1856: en Rivas (Nicaragua) se libra la Primera Batalla de Rivas, en la cual
     muere Juan Santamaría, héroe nacional de Costa Rica.
     El ejército costarricense vence a los filibusteros
     estadounidenses dirigidos por William
     Walker.
- 1865: en Estados Unidos, Abraham
     Lincoln realiza su último discurso.
- 1868: en Japón se prohíbe el shogunato.
- 1899: España le cede Puerto Rico a los Estados Unidos.
- 1905: Albert Einstein publica su Teoría de la relatividad.
- 1919:
     la Sociedad de Naciones crea la Organización Internacional del
     Trabajo.
- 1921: se retransmite el primer programa deportivo por la
     radio.
- 1921: se crea el Emirato de Transjordania.
- 1929: en Chile se fusiona el Cuerpo de Gendarmería de Prisiones y
     el Cuerpo de Carabineros denominándose
     Carabineros de Prisiones.
- 1945: en el marco de la Segunda Guerra Mundial, soldados
     estadounidenses liberan el campo de concentración de
     Buchenwald.
- 1951: en el marco de la Guerra de
     Corea, el presidente Harry S.
     Truman releva a Douglas MacArthur como comandante en jefe
     de las tropas de Corea.
- 1951: en el altar de la Abadía de Arbroath se encuentra la Piedra de
     Scone, la piedra con la que se coronaban a los monarcas
     escoceses.
- 1952: en el marco de la guerra civil china, en la isla Nanri (cerca de China continental) se
     libra la batalla de
     la isla Nanri, que durará hasta el 15 de abril y terminará con
     la victoria del Ejército de la República de China sobre el Ejército de
     Liberación del Pueblo.
- 1954 (domingo): según un estudio de la empresa True Knowledge,
     basado en 300 millones de datos históricos desde 1900 hasta 2010 para
     calcular diferentes estadísticas históricas, se concluyó que este día fue
     objetivamente el «día más aburrido» desde el año 1900; nada importante
     aconteció. 
- 1957: Singapur se independiza del Reino Unido.
- 1961: en Israel comienza el juicio al genocida nazi Adolf
     Eichmann.
- 1963: el papa Juan XXIII
     firma la encíclica Pacem in terris (paz en la Tierra).
- 1968: Lyndon B. Johnson firma el Acta de
     Derechos Humanos de 1968 en la que prohíbe la discriminación en
     el salario o compra venta y alquiler de una casa.
- 1968: en Berlín
     un estudiante alemán dispara al líder Rudi
     Dutschke.
- 1970: en EE. UU. despega el Apolo 13.
- 1979:
     en Uganda
     cae el dictador Idi Amin.
- 1981: el presidente Ronald
     Reagan vuelve a la Casa Blanca
     del hospital, 12 días después de haber sido herido en un intento de
     atentado.
- 1987: se firma el acuerdo de paz entre Israel
     y Jordania
     en Londres.
- 2001: en un histórico partido la selección de fútbol de Australia golea por 31-0 a Samoa Americana.
- 2002:
     en Venezuela,
     se realiza un golpe de estado al
     presidente Hugo Chávez.
- 2002: en las calles de Cali
     (Colombia),
     el grupo terrorista FARC secuestra a 12 diputados de la asamblea del Valle a
     plena luz del día.
- 2002: en Túnez,
     una bomba de Al Qaeda contra la sinagoga de
     la Ghriba mata a 21 personas.
- 2002: en España
     se crea el Parque Natural de Arribes del
     Duero al que pertenecen 37 municipios de las provincias de
     Zamora y Salamanca
- 2003: las tropas estadounidenses toman la ciudad iraquí
     de Mosul
     sin combate alguno.
- 2006: en Irán, el presidente Mahmoud Ahmadinejad anuncia que su
     país está enriqueciendo uranio.
- 2007: en Argel (capital de Argelia)
     dos bombas matan a 33 personas y hieren a otras 222.
- 2009: en el Parque Simón Bolívar, en la ciudad de
     Bogotá
     (capital de Colombia) se presenta por primera vez la banda
     estadounidense KISS.
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LAS
CELEBRACIONES DE HOY:
- Día Internacional del mal de Parkinson
- Día
     Internacional del Remero
SANTORAL CATOLICO:
Santa Amalberga (virgen)
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EL
PENSAMIENTO MASONICO DE HOY... 
" “Si quieres conocer el pasado, entonces mira tú presente que es el
resultado. Si quieres conocer tu futuro mira tú presente que es la causa”."
" “Avanzando estos tres pasos,
llegarás más cerca de los dioses: Primero: Habla con verdad. Segundo: No te
dejes dominar por la cólera. Tercero: Da, aunque no tengas más que muy poco que
dar”.
Shakamuni Buda o Siddharta Gautama
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LA
FRASE O EL REFRAN DE HOY...
"La reflexión es el camino hacia la inmortalidad (nirvana); la falta
de reflexión, el camino hacia la muerte"
Shakamuni Buda o Siddharta Gautama
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PALABRAS FINALES QUE SE HAN HECHO LEGENDARIAS...
“Me muero”
Leonhard Euler
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101 GRANDES
INVENTOS DE LA HISTORIA...
29. El Bolígrafo Año 1938
Si el periodista húngaro Laszlo José Biró
no hubiera vendido la patente del primer bolígrafo, su fortuna (murió en 1985)
hubiera sido de billones. Tal como sucedió, Biró vendió la patente al Barón
Bich en 1950. La hazaña de Biró fue el diseño de una punta redondeada capaz de
liberar en el papel la tinta que ya desde entonces se usaba en las imprentas.
Hoy en día, se venden aproximadamente 14 millones de bolígrafos cada día, lo
que hace de la pluma el gadget más exitoso de todos los tiempos.
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DISCURSOS MEMORABLES:
 " LOS 53 SUTRAS DEL BUDA
GAUTAMA... "
Los Sutras son frases,
afirmaciones esenciales, que llevan implícita o explícita una verdad que debe
ser develada a través de la reflexión. No son frases para recordar, son ideas y
conceptos para desarrollar e internalizar, y adaptar al comportamiento diario.
En su tiempo, 500 a.a.de c., fueron una herramienta de transmisión de las
verdades que los iluminados deseaban dejar a sus adeptos o descendientes. En
esos tiempos no existían ni la imprenta ni los libros, y por lo tanto todo
traspaso de cultura dependía de la trasmisión oral. Esto exigía que las
afirmaciones, los Sutras, fueran cortos, concisos, y sobretodo genéricos.
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EL GRAN REPORTAJE
DE HOY...
EL
BUDISMO Y EL CONCEPTO DE DIOS...
(PLANCHA
MASONICA)
Trabajo expuesto el 12 de Abril del 2007
A:. M:. Daniel Ágreda Sánchez
B:. y R:. L:. S:. Delta Nº 77
¡Todos ustedes llegarán a ser Budas!
Shakamuni Buda.
Hace 2600 años, un hombre sembró la semilla de la que ha sido calificada como la más inaprensible de las religiones, una filosofía sui generis esparcida desde un pequeño territorio, ocupado entonces por una tribu asiática, hacia todas partes del mundo, fascinando a casi todas las personas que han tenido contacto con ella a lo largo de la historia.
Ese hombre era Siddharta Gautama. Su enseñanza, el budismo. El lugar, el sur del Himalaya, actual territorio nepalí, en plena época de decadencia del poderío brahmánico.
I ¿Quién fue Buda?
Siddharta Gautama nació aproximadamente entre los años 624 y 560 a.C. La leyenda y la historia dicen de él que fue un príncipe de la tribu Shakya, gobernada por el rey Shuddhodana Gautama, y que pasó su infancia y juventud rodeado de lujos y comodidades.
Se sabe que la familia Gautama no perteneció a la casta superior de los brahmanes, estudiosa de la metafísica y de la religión, sino a la casta de los guerreros, inferior en rango, fortuna económica e instrucción. Leyenda o historia, lo cierto es que Siddharta abandonó la vida que estaba predestinada para él, sea la del príncipe o la del guerrero, luego de experimentar en una misma noche cuatro encuentros decisivos: en un viaje fuera de su palacio se encontró con un anciano abandonado, con un enfermo, con un cortejo funerario y, por último, con un asceta que había dejado todo para alcanzar la liberación.
Observando a estas cuatro personas, Siddharta Gautama comprendió que debía adentrarse en las causas del sufrimiento humano y del deterioro de su salud y posterior muerte. Es así que a los 29 años de edad, Siddharta lo abandonó todo: a sus padres, sus sirvientes, las prerrogativas de su casta, a su esposa y a su hijo. Buscó primero en las más duras prácticas ascéticas, luego en los métodos más extremos de meditación, convenciéndose de que ninguno de ellos le serviría para alcanzar la iluminación.
Visitó luego el país de Magadha, cuyas prácticas increíblemente intensas eran conocidas en toda la región, y se dedicó a realizarlas aun de manera más intensa de lo normal, siendo conocido que nadie ha practicado ejercicios tan severos como los que practicara Siddharta Gautama, suspendiendo mediante el yoga todas sus funciones vitales hasta llegar a los confines de la muerte.
Pero lo único que consiguió fue debilitar su salud y depender de sus seguidores para continuar con sus prácticas. Incapaz de valerse por sí mismo y al borde de la muerte, una mujer le ofreció comida. Siddharta recibió el alimento de las manos de esta mujer, provocando el rechazo entre sus discípulos y el inmediato abandono de estos.
Siddharta se recuperó y arrojó el tazón con el que recibió el alimento a un río, cuya corriente remontó hasta llegar a una caverna donde se encontraban los tazones que los Budas de eras anteriores habían arrojado de la misma manera: Siddharta estaba a punto de ingresar al camino correcto hacia la iluminación, tal como otros innumerables Budas lo hicieron en el pasado y lo harán en el futuro.
Aún convaleciente, prosiguió en sus practicas meditativas y ascéticas, estableciendo horarios para el descanso y la comida, tomando conciencia del sin sentido que significaba debilitarse físicamente y depender de los demás para alcanzar su propia liberación.
Habiendo encontrado el equilibrio físico, ahora el mundo intangible le mostró que no sería un camino fácil el que había decidido recorrer. Sobre todo porque, según la creencia de aquella época, los dioses y otros seres que gobiernan el mundo intangible perderían sus poderes si la humanidad llega a comprender la esencia misma de la vida y de la muerte.
Es entonces que los dioses y demonios, comandados por Mara, tientan al futuro Buda una y otra vez, sin conseguir doblegar su decisión. Una noche, Siddharta recordó todas sus existencias anteriores, vio las existencias pasadas y futuras de todos los seres vivos, entendió la ley de causa y efecto y comprendió los medios para ponerle fin a la rueda de karmas y acceder a la liberación. Es así como se convierte en Buda a la edad de 35 años.
Pero este esfuerzo no tendría sentido si, al haber alcanzado la iluminación, Buda hubiese consagrado el resto de su vida a disfrutar de la felicidad para sí mismo.
II ¿Qué es el Buda?
Un Buda es aquel que ha despertado y que enseña a los demás cómo alcanzar este estado de liberación.
Los budistas actuales se refieren al Buda histórico como un filósofo, el descubridor de la Ley Absoluta (Dharma) que se manifiesta constantemente a los seres vivos y que los envuelve sin que estos lo perciban. Tal como Isaac Newton, quien descubrió la ley de la gravedad observando lo evidente (que todas las cosas caen), el Buda fue el primero en sistematizar el Dharma.
Y lo hizo de una manera muy sencilla. Dijo que todo lo existente tiene un origen (una causa) así como los seres vivos provienen de otros seres vivos. Una consecuencia proviene de una causa, y esta causa es consecuencia de otra causa. Una acción, un pensamiento, una guerra, un dios, un demonio, un caballo, una doctrina, un ser humano, todo lo que existe (y lo que no) es consecuencia de una causa y la causa de una consecuencia.
Solo hay algo que siempre existió y que permanece inmutable. Se trata del Dharma, la Ley que rige el destino de todos los seres. El Dharma rige también el destino de todas las cosas fenoménicas, desde una piedra hasta una galaxia y el mismo universo. Rige el destino de dioses, demonios, ángeles y demás seres sin manifestación fenoménica. Rige la lógica de los pensamientos, las ideas, los sentimientos y las circunstancias. Rige todo lo que ha existido, lo que existe y lo que existirá, pero también lo que nunca ha sido ni será.
El Dharma lo rige absolutamente todo y al mismo tiempo es la manifestación de todo. Es decir, es el todo, su origen y cada una de sus partes.
Pero Shakamuni Buda o Siddharta Gautama, el Buda histórico, no fue el primer Buda en alcanzar la Iluminación. Recordemos que el tazón en el que comió cuando estuvo a punto de fallecer, remontó la corriente del río hasta llegar a una caverna, donde ocupó un lugar junto con los tazones de los Budas de épocas pasadas.
Shakamuni es el Buda de nuestra época, el primer ser humano que alcanzó la iluminación. Pero hubo innumerables Budas antes y después de él.
Porque el Buda es un estado de conciencia absoluta al que todos los seres vivos pueden llegar.
El Capítulo XII del “Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”, titulado “Devadatta”, versa sobre cómo una audiencia de maestros discutía sobre la imposibilidad de que cualquier persona pueda llegar a la iluminación. Para ejemplificarlo, escogieron a la persona que consideraban más baja entre las más bajas: una niña de ocho años perteneciente a una casta inferior. Su estatus social, su condición de mujer y de menor de edad aseguraban su ignorancia del asunto que se discutía. Sin embargo, y para consternación de todos los presentes, cuando le explicaron a la niña de qué se trataba la audiencia, la niña “penetró en todas las leyes en un instante”, dejando atónicos a todos sus “superiores”.
La iluminación budista no tiene que ver con visiones maravillosas ni viajes donde el alma abandona el cuerpo. Las visiones descritas en los textos canónicos, incluyendo las del “Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”, son meras descripciones simbólicas de nuestra vida interior. El estado del Buda no tiene que ver con mantenerse suspendido en el espacio ni en el tiempo, ni con suspender las funciones vitales; tampoco está asociado a alejarse de los placeres de esta vida. Y aunque ciertamente todo esto pueda ayudar a llegar a él, no existe una relación vinculante entre unos y otros.
Por último, el estado del Buda no es el mismo para todas las personas que han llegado a la iluminación. Hay tantos estados de Buda como personas que puedan llegar a él. Son distintos y, sin embargo, son uno en el Dharma.
III Pero, ¿qué es el budismo?
“Budismo” es una palabra de origen occidental que no existe en los idiomas originales en que están escritos los libros canónicos (pali y sánscrito). Su equivalente más cercano en oriente es buddha-dharma, “las enseñanzas del Despierto acerca de la Ley natural.
Edward Conze, uno de los más reconocidos traductores ingleses de los textos budistas, señala que:
“(…) para el historiador actual, el budismo es un fenómeno que le exasperará en todo momento (…). No solo hay una ausencia casi absoluta de hechos comprobados sobre su historia en la India (…) sino que incluso las doctrinas le parecerán muy insatisfactorias e inasibles al historiador. Los budistas tienden a neutralizar cada afirmación por medio de una contra-afirmación, y la verdad no se halla escogiendo una, sino combinando ambas.”
Tal vez sea más fácil definir qué no es el budismo, desligándolo de aquellos estereotipos que se han convertido en protagonistas de su definición.
El budismo no es la doctrina de la reencarnación. Buda nunca habló de esta más que en sentido figurado, aprovechando que era el pensamiento generalizado de las masas: ¿de qué otra manera podría explicarse la ley de causa y efecto a la gente más sencilla si no es utilizando las ideas en las que cree ciegamente?
En la época de Shakamuni Buda, lo común era creer que la existencia actual solo era una más dentro de una rueda de muertes y nacimientos regulados por las buenas y malas acciones: según el comportamiento y los logros de la vida anterior se determina la presente, y los de esta determinarán a su vez la siguiente. El anhelo de las personas era dejar de renacer y liberarse, y por eso Buda adaptó sus explicaciones a los oídos de su gente.
El budismo no es la doctrina de la impasibilidad. El Buda histórico solo pregonó la necesidad de no matar a ningún ser vivo; más allá de eso, solo instó a llevar una vida normal. Él mismo la llevó luego de alcanzar el estado de Buda, incluso su muerte es atribuida a una causa prosaica. Habló de la no-violencia mas no del conformismo, siendo su prédica una arenga a la superación de las condiciones de vida de todos los seres vivos, ya sean estas materiales o espirituales.
El budismo, en realidad, tampoco es una doctrina. El Buda no dio preceptos sino recomendaciones, siendo la más importante la que diera minutos antes de dejar esta existencia: “Hagan de ustedes mismos una luz. Confíen en ustedes mismos y no dependan de nadie. Hagan de sus propios enseñamientos su propia luz y confíen en ella, no dependan de ninguna doctrina. Tampoco me sigan a mí; simplemente sigan el Dharma”.
Esto es tal vez el principal escollo para iniciarse en la práctica del budismo. En occidente aún tendemos a pensar en términos de “religiones correctas” o “doctrinas correctas”. El budismo parte de la premisa de que debe dudarse incluso de las enseñanzas del propio Buda, pues el que sigue a Buda ciegamente se ha alejado, de esta manera, de su enseñanza principal.
Occidente ve a las religiones sin credo oficial como amorales, acaso inmorales, volubles e indignas de confianza. Ninguno de los libros canónicos del budismo predica doctrina alguna y, sin embargo, lo que se conoce como tal se ha derivado de estos textos.
El budismo predica que las cosas están vacías, por lo tanto el budismo en sí también está vacío. Pero la vacuidad que pregona el budismo no es la inexistencia de las cosas: las cosas existen en el mundo fenoménico, pero lo que ve el hombre es sólo una ilusión.
Esto era muy difícil de entender (y de explicar) en la época de Shakamuni Buda, sin embargo la globalización del siglo XXI nos enseña, por ejemplo, que el color rojo significa peligro en gran parte del mundo occidental, mientras que en otras culturas puede ser el color de la inocencia y del bienestar. Siguiendo otro ejemplo, las personas pueden ver con asco una cucaracha, pero la cucaracha en sí misma está desprovista de todo sentido, tiene una existencia particular y no tiene la finalidad de existir para darles asco a las personas; ella vive independientemente de nosotros y tiene su propia misión en este mundo. Un arma en manos de un delincuente puede ayudar a cometer un homicidio, en manos de la policía puede ayudar a prevenir el crimen y en manos de un deportista cobra un sentido completamente distinto.
Buda no puso el énfasis de sus enseñanzas en creer sino en hacer. Vio la manera más sencilla de explicar el Dharma a las personas: si todo es causa de una consecuencia y consecuencia de una causa, ¿cómo la humanidad, que no puede comprender la profundidad de este hecho, puede llegar a la Verdad?
Los hombres y las mujeres tienen padres, y estos a su vez tienen padres que existieron porque también tuvieron padres, de la misma manera en que sus hijos tendrán hijos que a su vez tendrán hijos… Esto ha sido así desde siempre y sin embargo, como con la ley de la gravedad, todos conocían este flujo de vida, pero fue Buda quien lo “descubrió” para su pueblo.
Es así que el Buda parte de la relación causa-efecto más obvia para conducir a sus seguidores hacia significados más profundos. Es por eso que una de las prácticas más extendidas del budismo es el agradecimiento a los antepasados, realizado a partir de la lectura de algún Sutra o libro canónico (como el “El Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”) o con la repetición de un dharani (como el “Namu Myô Hô Rengue Kyô”).
Se ha mencionado que la reencarnación no es parte de las enseñanzas del Buda. Sin embargo, los budistas que creen en ella no dejan de ser budistas porque el mismo budismo, al afirmar que “cada quien debe recorrer su propio camino”, se permite muchísimas variantes.
Por ejemplo, una de las corrientes budistas más conocidas es la que proviene del Tíbet, la cual recoge muchos aspectos de religiones ancestrales ajenos al budismo, como las ruedas de oraciones, la noción de trasmigración de las almas, los mantras y la figura del Dalai Lama como líder. Con el tiempo, mantras, reencarnación, oraciones y el mismo Dalai Lama han sido asociados de manera inseparable con el budismo.
Sin embargo, la explicación de la popularidad del budismo tibetano responde a intereses políticos antes que a un interés espiritual por parte de occidente. Tras la invasión del Tíbet en 1950 por parte de China, y en plena Guerra Fría, defender al autoexiliado Dalai Lama equivalía a defender al mundo libre y de paso alertarnos de la “amenaza comunista”.
Se dice que hay tres grandes ramas del budismo en el mundo: el Theravāda, el Mahāyāna y el Tantrismo. Sin embargo, quienes establecen estas y otras clasificaciones son personas ajenas a la práctica del budismo, porque al no tener una doctrina no puede ser clasificado por tendencias. En todo caso, puede decirse que hay tantas vertientes de budismo como budistas que lo practiquen.
IV El budismo y el concepto de Dios
El budismo no es una religión, pues no cumple con los requisitos para serlo. No habla de Dios, ni de verdades reveladas por dioses a un profeta. Podría decirse que la única verdad revelada es que no existe verdad revelada. El Buda histórico no fue otra cosa que un ser humano, pero un ser humano excepcional, el primero de nuestra era que alcanzó el estado de Buda.
El budismo no es una religión teísta, y la dificultad de comprender esta idea radica en que el término “religión” está asociado con la creencia en una divinidad. Para el budismo, el ser humano no puede ocuparse de la existencia de Dios porque es, simplemente, un ser humano. Y las muestras de la incapacidad humana para comprender la naturaleza de Dios son las sangrientas guerras que se desatan entre imperios y naciones para imponerse mutuamente sus creencias.
Una de las historias que utilizó Buda para responder a la pregunta de sus seguidores acerca de si Dios existía, y de si este determina el destino de los humanos o si nos dejaba al libre albedrío, es la del hombre herido por una flecha envenenada, quien en lugar de buscar una cura para el veneno pretende averiguar de dónde provino la flecha, quién la disparó, cómo la disparó, por qué la disparó… y muere preocupándose de cualquier otra cosa menos del problema más urgente.
Muchos ven al budismo como una filosofía extremadamente racional, que a diferencia de las filosofías propias de occidente, busca la verdad última de las cosas en un cuerpo teórico que incluye aspectos metafísicos y hechos que no pueden ser comprobados por los sentidos. Por si fuera poco, recomienda a sus seguidores descartar de plano todo tipo de especulación intelectual a favor de la experiencia de vida, siendo conscientes de que cualquier cosa que lleguen a experimentar estará distorsionada por la impureza de sus sentidos.
Pero no puede ser considerado solo como una filosofía, ya que si bien el Buda rechazó el dogmatismo y la fe ciega, también hizo un deslinde con los filósofos de su época al darle mayor importancia al valor de la experiencia personal.
En muchos aspectos, el budismo puede ser decepcionante al no brindar a sus seguidores una doctrina a la cual seguir, un Dios al cual adorar o la promesa de un paraíso después de la muerte. Dice que, en esta vida, solo llegando a la iluminación se puede conocer la naturaleza real de las cosas, y sin embargo se presume que dicha naturaleza es el Vacío.
Sin embargo, el Buda sí dio recomendaciones puntuales y sistematizó alguna que otra idea para poder asirse mediante el entendimiento, sabiendo que era insuficiente, al camino correcto hacia la Verdad.
Luego de alcanzar la iluminación, en la ciudad de Benarés, el Buda pronunció para unos pocos un breve discurso que contenía las siguientes ideas o verdades fundamentales:
· La primera es una verdad para ser aceptada: la vida es sufrimiento.
· La segunda es una verdad para ser comprendida: hay una causa del sufrimiento.
· La tercera es una verdad para ser creída: es posible erradicar la causa del sufrimiento.
· La cuarta es una verdad para ser practicada: Existen ocho caminos que erradican la causa del sufrimiento y conducen a la liberación.
Este es el “Discurso de Benarés”, mejor conocido como “Las cuatro nobles verdades”.
Luego de explicar las Cuatro Verdades, el Buda pasó a explicar los ocho caminos de la liberación:
· Los caminos de la sabiduría:
1. Correcta Visión o Entendimiento
2. Correcto Pensamiento o Motivación
· Los caminos de la conducta ética:
3. Correcta Palabra
4. Correcta Acción
5. Correcto Modo de Subsistencia
· Los caminos de la disciplina mental:
6. Correcto Esfuerzo
7. Correcta Atención
8. Correcta Concentración
El budismo enseña a sus seguidores a que vean el mundo tal como es, no de la forma como les gustaría que fuese. Y reconoce también que el mundo es distinto para cada quien.
Debe señalarse que, debido a estos aspectos particulares (y especialmente a su no-relación con un dios), el budismo ha sido constantemente incomprendido por occidente. Édouard Schuré (1841-1929) señala en su obra “Los grandes iniciados” que: “el budismo, social y artísticamente, no ha creado nada fecundo”. “Donde se instala en bloque, engendra la pasividad, la indiferencia y el descorazonamiento. Los pueblos budistas han permanecido en estado de estancamiento”, a diferencia de los pueblos arios de religiones monoteístas donde “no será ya la rueda fatal de Buda sino una entusiasta ascensión hacia la luz (…), el iniciado ario (…) sabe que la victoria es para los valerosos y los creyentes (en Dios)”.
Lo cierto es que el budismo pasó por una etapa de estancamiento, aproximadamente de siete siglos en China y Japón y de mil años en el resto de oriente, debido a las constantes crisis políticas de Asia y a la expansión e imposición del cristianismo mediante invasiones coloniales por parte de las potencias europeas, las cuales hicieron colapsar las economías de los pueblos orientales (y, por ende, su cultura). Eso, descontando ataques frontales como la destrucción de la estatua de Buda en Afganistán, la más grande del mundo, por parte de los talibanes o la destrucción de los templos tibetanos por parte de los chinos durante la invasión de la década de 1950.
V Budismo y masonería
Buda, más exactamente el Buda histórico, es reconocido por la Masonería como uno de los Iniciados junto con Jesucristo, Moisés y Mahoma, entre otros.
Los primeros intelectuales occidentales que tuvieron contacto con el budismo fueron los jesuitas, quienes en el siglo XVII tuvieron acceso a las versiones en chino de los textos canónicos.
Las relaciones comerciales entre occidente y oriente llevaron a que muchos intelectuales empezaran a estudiar el budismo, pero realizaron un primer acercamiento “como se observa a un enemigo, empeñados en probar la superioridad del cristianismo”. El budismo quedó relegado a la categoría de “alba”, previa a la “plena luz del día” que es el acercamiento religioso occidental a Dios.
Sin embargo, con el tiempo el budismo pasa a ser visto no como una religión menor sino como un sistema completamente distinto, y a ser estudiado ya no por oposición ni comparación sino analizado según su propia lógica.
Es así que rusos, americanos e ingleses proclamaron su admiración por la ancestral sabiduría del oriente. Helena Blavatsky y el coronel Henry Olcott, cofundadores de la Sociedad Teosófica, visitaron en 1880 Ceilán (Sri Lanka), interesándose por el sistema ético del budismo Mahāyāna, el cual sin embargo fue entendido por ellos como algo esotérico.
Al respecto, A. P. Sinnett publicó el libro “Budismo esotérico”, en donde se entendía como tal toda clase de ideas misteriosas y de religiones y doctrinas orientales.
Es en occidente que el budismo se encuentra frente a frente con otras filosofías y tradiciones, y donde empiezan a evidenciarse sus coincidencias. Por ejemplo, la ley de causa y efecto budista (que sobrepasó a la objetivación científica materialista de la realidad, generando la reconsideración de la idea aristotélica de causalidad) encontró un correlato en uno de los siete principios de la filosofía hermética, donde:
“Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa, todo sucede de acuerdo a la ley; causalidad no es sino un nombre para la ley no reconocida. Hay muchos planos de causación, pero nada se escapa de la ley.”
En realidad, los siete principios expuestos por la filosofía hermética (mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, y género) calzan perfectamente en la difícil descripción del Dharma.
Probablemente el acercamiento actual de la masonería al budismo sea uno de los más sinceros y objetivos de los que se tenga conocimiento. Le hace un lugar entre los Iniciados y reconoce las diferencias contextuales de la época en que vivó Buda antes de aventurarse a analizarlo.
Sin embargo, en líneas generales, podría pensarse que el budismo, al no mencionar implícitamente la existencia de un dios, podría estar en desacuerdo con la práctica de la masonería, cuyo único requisito es la creencia en un Dios, denominado G:.A:.D:.U:., creador del cosmos y de todo lo que hay en él:
“Él es uno, Él existe por sí mismo, Él es a quien todas las criaturas deben su existencia, Él es invisible a los ojos de la naturaleza. Nada sin él se hace, Él ve y comprende todas las cosas y a Él es a quien elevamos nuestros votos y dirigimos nuestros ruegos.”
La idea budista del Dharma como la Ley Absoluta, el origen y el orden de todas las cosas y, lo que es más, la manifestación de las mismas (y a la vez la manifestación de su vacuidad), es casi idéntica a la idea antes expuesta.
“Contempla el Dharma que es lo Vacío (la interdependencia y la incesante mutabilidad de la existencia) y de lo amorfo. Así podrás eliminar para siempre todos los obstáculos kármicos.”
No olvidemos que el Dharma es tanto la Ley como las enseñanzas que dejó Buda; es decir, es el camino y la meta.
Pero más allá de las similitudes o diferencias queda claro que, al no ser religiones, la masonería y el budismo no son incompatibles entre sí.
Usualmente, una persona de cultura occidental, creyente en una religión monoteísta e interesada en la práctica del budismo, pregunta si este es una religión y si se debe renunciar al propio credo para practicar las enseñanzas del Buda. ¿Puede un católico practicar el budismo? A la luz de todo lo expuesto en este trabajo queda claro que, en ese sentido, no existe ningún problema, puesto que el budismo no rechaza nada ni pide requisito alguno.
La masonería, por su parte, solo pide creer en el un Dios, al margen de la concepción que se tenga de él. El budismo solo pide como requisito contemplar el Vacío del Dharma; por lo tanto, pide creer en él.
Finalmente, podría decirse que el espíritu de búsqueda permanente de la verdad en la Masonería tiene un interesante correlato en las palabras del propio Buda: “Acepten mis palabras solo y después de haberlas comprobado vosotros mismos; no las acepten simplemente por la veneración que me profesan. No me veneren, solo busquen la verdad”.
A:. M:. Daniel Ágreda Sánchez
B:. y R:. L:. S:. Delta Nº 77
¡Todos ustedes llegarán a ser Budas!
Shakamuni Buda.
Hace 2600 años, un hombre sembró la semilla de la que ha sido calificada como la más inaprensible de las religiones, una filosofía sui generis esparcida desde un pequeño territorio, ocupado entonces por una tribu asiática, hacia todas partes del mundo, fascinando a casi todas las personas que han tenido contacto con ella a lo largo de la historia.
Ese hombre era Siddharta Gautama. Su enseñanza, el budismo. El lugar, el sur del Himalaya, actual territorio nepalí, en plena época de decadencia del poderío brahmánico.
I ¿Quién fue Buda?
Siddharta Gautama nació aproximadamente entre los años 624 y 560 a.C. La leyenda y la historia dicen de él que fue un príncipe de la tribu Shakya, gobernada por el rey Shuddhodana Gautama, y que pasó su infancia y juventud rodeado de lujos y comodidades.
Se sabe que la familia Gautama no perteneció a la casta superior de los brahmanes, estudiosa de la metafísica y de la religión, sino a la casta de los guerreros, inferior en rango, fortuna económica e instrucción. Leyenda o historia, lo cierto es que Siddharta abandonó la vida que estaba predestinada para él, sea la del príncipe o la del guerrero, luego de experimentar en una misma noche cuatro encuentros decisivos: en un viaje fuera de su palacio se encontró con un anciano abandonado, con un enfermo, con un cortejo funerario y, por último, con un asceta que había dejado todo para alcanzar la liberación.
Observando a estas cuatro personas, Siddharta Gautama comprendió que debía adentrarse en las causas del sufrimiento humano y del deterioro de su salud y posterior muerte. Es así que a los 29 años de edad, Siddharta lo abandonó todo: a sus padres, sus sirvientes, las prerrogativas de su casta, a su esposa y a su hijo. Buscó primero en las más duras prácticas ascéticas, luego en los métodos más extremos de meditación, convenciéndose de que ninguno de ellos le serviría para alcanzar la iluminación.
Visitó luego el país de Magadha, cuyas prácticas increíblemente intensas eran conocidas en toda la región, y se dedicó a realizarlas aun de manera más intensa de lo normal, siendo conocido que nadie ha practicado ejercicios tan severos como los que practicara Siddharta Gautama, suspendiendo mediante el yoga todas sus funciones vitales hasta llegar a los confines de la muerte.
Pero lo único que consiguió fue debilitar su salud y depender de sus seguidores para continuar con sus prácticas. Incapaz de valerse por sí mismo y al borde de la muerte, una mujer le ofreció comida. Siddharta recibió el alimento de las manos de esta mujer, provocando el rechazo entre sus discípulos y el inmediato abandono de estos.
Siddharta se recuperó y arrojó el tazón con el que recibió el alimento a un río, cuya corriente remontó hasta llegar a una caverna donde se encontraban los tazones que los Budas de eras anteriores habían arrojado de la misma manera: Siddharta estaba a punto de ingresar al camino correcto hacia la iluminación, tal como otros innumerables Budas lo hicieron en el pasado y lo harán en el futuro.
Aún convaleciente, prosiguió en sus practicas meditativas y ascéticas, estableciendo horarios para el descanso y la comida, tomando conciencia del sin sentido que significaba debilitarse físicamente y depender de los demás para alcanzar su propia liberación.
Habiendo encontrado el equilibrio físico, ahora el mundo intangible le mostró que no sería un camino fácil el que había decidido recorrer. Sobre todo porque, según la creencia de aquella época, los dioses y otros seres que gobiernan el mundo intangible perderían sus poderes si la humanidad llega a comprender la esencia misma de la vida y de la muerte.
Es entonces que los dioses y demonios, comandados por Mara, tientan al futuro Buda una y otra vez, sin conseguir doblegar su decisión. Una noche, Siddharta recordó todas sus existencias anteriores, vio las existencias pasadas y futuras de todos los seres vivos, entendió la ley de causa y efecto y comprendió los medios para ponerle fin a la rueda de karmas y acceder a la liberación. Es así como se convierte en Buda a la edad de 35 años.
Pero este esfuerzo no tendría sentido si, al haber alcanzado la iluminación, Buda hubiese consagrado el resto de su vida a disfrutar de la felicidad para sí mismo.
II ¿Qué es el Buda?
Un Buda es aquel que ha despertado y que enseña a los demás cómo alcanzar este estado de liberación.
Los budistas actuales se refieren al Buda histórico como un filósofo, el descubridor de la Ley Absoluta (Dharma) que se manifiesta constantemente a los seres vivos y que los envuelve sin que estos lo perciban. Tal como Isaac Newton, quien descubrió la ley de la gravedad observando lo evidente (que todas las cosas caen), el Buda fue el primero en sistematizar el Dharma.
Y lo hizo de una manera muy sencilla. Dijo que todo lo existente tiene un origen (una causa) así como los seres vivos provienen de otros seres vivos. Una consecuencia proviene de una causa, y esta causa es consecuencia de otra causa. Una acción, un pensamiento, una guerra, un dios, un demonio, un caballo, una doctrina, un ser humano, todo lo que existe (y lo que no) es consecuencia de una causa y la causa de una consecuencia.
Solo hay algo que siempre existió y que permanece inmutable. Se trata del Dharma, la Ley que rige el destino de todos los seres. El Dharma rige también el destino de todas las cosas fenoménicas, desde una piedra hasta una galaxia y el mismo universo. Rige el destino de dioses, demonios, ángeles y demás seres sin manifestación fenoménica. Rige la lógica de los pensamientos, las ideas, los sentimientos y las circunstancias. Rige todo lo que ha existido, lo que existe y lo que existirá, pero también lo que nunca ha sido ni será.
El Dharma lo rige absolutamente todo y al mismo tiempo es la manifestación de todo. Es decir, es el todo, su origen y cada una de sus partes.
Pero Shakamuni Buda o Siddharta Gautama, el Buda histórico, no fue el primer Buda en alcanzar la Iluminación. Recordemos que el tazón en el que comió cuando estuvo a punto de fallecer, remontó la corriente del río hasta llegar a una caverna, donde ocupó un lugar junto con los tazones de los Budas de épocas pasadas.
Shakamuni es el Buda de nuestra época, el primer ser humano que alcanzó la iluminación. Pero hubo innumerables Budas antes y después de él.
Porque el Buda es un estado de conciencia absoluta al que todos los seres vivos pueden llegar.
El Capítulo XII del “Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”, titulado “Devadatta”, versa sobre cómo una audiencia de maestros discutía sobre la imposibilidad de que cualquier persona pueda llegar a la iluminación. Para ejemplificarlo, escogieron a la persona que consideraban más baja entre las más bajas: una niña de ocho años perteneciente a una casta inferior. Su estatus social, su condición de mujer y de menor de edad aseguraban su ignorancia del asunto que se discutía. Sin embargo, y para consternación de todos los presentes, cuando le explicaron a la niña de qué se trataba la audiencia, la niña “penetró en todas las leyes en un instante”, dejando atónicos a todos sus “superiores”.
La iluminación budista no tiene que ver con visiones maravillosas ni viajes donde el alma abandona el cuerpo. Las visiones descritas en los textos canónicos, incluyendo las del “Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”, son meras descripciones simbólicas de nuestra vida interior. El estado del Buda no tiene que ver con mantenerse suspendido en el espacio ni en el tiempo, ni con suspender las funciones vitales; tampoco está asociado a alejarse de los placeres de esta vida. Y aunque ciertamente todo esto pueda ayudar a llegar a él, no existe una relación vinculante entre unos y otros.
Por último, el estado del Buda no es el mismo para todas las personas que han llegado a la iluminación. Hay tantos estados de Buda como personas que puedan llegar a él. Son distintos y, sin embargo, son uno en el Dharma.
III Pero, ¿qué es el budismo?
“Budismo” es una palabra de origen occidental que no existe en los idiomas originales en que están escritos los libros canónicos (pali y sánscrito). Su equivalente más cercano en oriente es buddha-dharma, “las enseñanzas del Despierto acerca de la Ley natural.
Edward Conze, uno de los más reconocidos traductores ingleses de los textos budistas, señala que:
“(…) para el historiador actual, el budismo es un fenómeno que le exasperará en todo momento (…). No solo hay una ausencia casi absoluta de hechos comprobados sobre su historia en la India (…) sino que incluso las doctrinas le parecerán muy insatisfactorias e inasibles al historiador. Los budistas tienden a neutralizar cada afirmación por medio de una contra-afirmación, y la verdad no se halla escogiendo una, sino combinando ambas.”
Tal vez sea más fácil definir qué no es el budismo, desligándolo de aquellos estereotipos que se han convertido en protagonistas de su definición.
El budismo no es la doctrina de la reencarnación. Buda nunca habló de esta más que en sentido figurado, aprovechando que era el pensamiento generalizado de las masas: ¿de qué otra manera podría explicarse la ley de causa y efecto a la gente más sencilla si no es utilizando las ideas en las que cree ciegamente?
En la época de Shakamuni Buda, lo común era creer que la existencia actual solo era una más dentro de una rueda de muertes y nacimientos regulados por las buenas y malas acciones: según el comportamiento y los logros de la vida anterior se determina la presente, y los de esta determinarán a su vez la siguiente. El anhelo de las personas era dejar de renacer y liberarse, y por eso Buda adaptó sus explicaciones a los oídos de su gente.
El budismo no es la doctrina de la impasibilidad. El Buda histórico solo pregonó la necesidad de no matar a ningún ser vivo; más allá de eso, solo instó a llevar una vida normal. Él mismo la llevó luego de alcanzar el estado de Buda, incluso su muerte es atribuida a una causa prosaica. Habló de la no-violencia mas no del conformismo, siendo su prédica una arenga a la superación de las condiciones de vida de todos los seres vivos, ya sean estas materiales o espirituales.
El budismo, en realidad, tampoco es una doctrina. El Buda no dio preceptos sino recomendaciones, siendo la más importante la que diera minutos antes de dejar esta existencia: “Hagan de ustedes mismos una luz. Confíen en ustedes mismos y no dependan de nadie. Hagan de sus propios enseñamientos su propia luz y confíen en ella, no dependan de ninguna doctrina. Tampoco me sigan a mí; simplemente sigan el Dharma”.
Esto es tal vez el principal escollo para iniciarse en la práctica del budismo. En occidente aún tendemos a pensar en términos de “religiones correctas” o “doctrinas correctas”. El budismo parte de la premisa de que debe dudarse incluso de las enseñanzas del propio Buda, pues el que sigue a Buda ciegamente se ha alejado, de esta manera, de su enseñanza principal.
Occidente ve a las religiones sin credo oficial como amorales, acaso inmorales, volubles e indignas de confianza. Ninguno de los libros canónicos del budismo predica doctrina alguna y, sin embargo, lo que se conoce como tal se ha derivado de estos textos.
El budismo predica que las cosas están vacías, por lo tanto el budismo en sí también está vacío. Pero la vacuidad que pregona el budismo no es la inexistencia de las cosas: las cosas existen en el mundo fenoménico, pero lo que ve el hombre es sólo una ilusión.
Esto era muy difícil de entender (y de explicar) en la época de Shakamuni Buda, sin embargo la globalización del siglo XXI nos enseña, por ejemplo, que el color rojo significa peligro en gran parte del mundo occidental, mientras que en otras culturas puede ser el color de la inocencia y del bienestar. Siguiendo otro ejemplo, las personas pueden ver con asco una cucaracha, pero la cucaracha en sí misma está desprovista de todo sentido, tiene una existencia particular y no tiene la finalidad de existir para darles asco a las personas; ella vive independientemente de nosotros y tiene su propia misión en este mundo. Un arma en manos de un delincuente puede ayudar a cometer un homicidio, en manos de la policía puede ayudar a prevenir el crimen y en manos de un deportista cobra un sentido completamente distinto.
Buda no puso el énfasis de sus enseñanzas en creer sino en hacer. Vio la manera más sencilla de explicar el Dharma a las personas: si todo es causa de una consecuencia y consecuencia de una causa, ¿cómo la humanidad, que no puede comprender la profundidad de este hecho, puede llegar a la Verdad?
Los hombres y las mujeres tienen padres, y estos a su vez tienen padres que existieron porque también tuvieron padres, de la misma manera en que sus hijos tendrán hijos que a su vez tendrán hijos… Esto ha sido así desde siempre y sin embargo, como con la ley de la gravedad, todos conocían este flujo de vida, pero fue Buda quien lo “descubrió” para su pueblo.
Es así que el Buda parte de la relación causa-efecto más obvia para conducir a sus seguidores hacia significados más profundos. Es por eso que una de las prácticas más extendidas del budismo es el agradecimiento a los antepasados, realizado a partir de la lectura de algún Sutra o libro canónico (como el “El Sutra de la Flor de Loto del Maravilloso Dharma”) o con la repetición de un dharani (como el “Namu Myô Hô Rengue Kyô”).
Se ha mencionado que la reencarnación no es parte de las enseñanzas del Buda. Sin embargo, los budistas que creen en ella no dejan de ser budistas porque el mismo budismo, al afirmar que “cada quien debe recorrer su propio camino”, se permite muchísimas variantes.
Por ejemplo, una de las corrientes budistas más conocidas es la que proviene del Tíbet, la cual recoge muchos aspectos de religiones ancestrales ajenos al budismo, como las ruedas de oraciones, la noción de trasmigración de las almas, los mantras y la figura del Dalai Lama como líder. Con el tiempo, mantras, reencarnación, oraciones y el mismo Dalai Lama han sido asociados de manera inseparable con el budismo.
Sin embargo, la explicación de la popularidad del budismo tibetano responde a intereses políticos antes que a un interés espiritual por parte de occidente. Tras la invasión del Tíbet en 1950 por parte de China, y en plena Guerra Fría, defender al autoexiliado Dalai Lama equivalía a defender al mundo libre y de paso alertarnos de la “amenaza comunista”.
Se dice que hay tres grandes ramas del budismo en el mundo: el Theravāda, el Mahāyāna y el Tantrismo. Sin embargo, quienes establecen estas y otras clasificaciones son personas ajenas a la práctica del budismo, porque al no tener una doctrina no puede ser clasificado por tendencias. En todo caso, puede decirse que hay tantas vertientes de budismo como budistas que lo practiquen.
IV El budismo y el concepto de Dios
El budismo no es una religión, pues no cumple con los requisitos para serlo. No habla de Dios, ni de verdades reveladas por dioses a un profeta. Podría decirse que la única verdad revelada es que no existe verdad revelada. El Buda histórico no fue otra cosa que un ser humano, pero un ser humano excepcional, el primero de nuestra era que alcanzó el estado de Buda.
El budismo no es una religión teísta, y la dificultad de comprender esta idea radica en que el término “religión” está asociado con la creencia en una divinidad. Para el budismo, el ser humano no puede ocuparse de la existencia de Dios porque es, simplemente, un ser humano. Y las muestras de la incapacidad humana para comprender la naturaleza de Dios son las sangrientas guerras que se desatan entre imperios y naciones para imponerse mutuamente sus creencias.
Una de las historias que utilizó Buda para responder a la pregunta de sus seguidores acerca de si Dios existía, y de si este determina el destino de los humanos o si nos dejaba al libre albedrío, es la del hombre herido por una flecha envenenada, quien en lugar de buscar una cura para el veneno pretende averiguar de dónde provino la flecha, quién la disparó, cómo la disparó, por qué la disparó… y muere preocupándose de cualquier otra cosa menos del problema más urgente.
Muchos ven al budismo como una filosofía extremadamente racional, que a diferencia de las filosofías propias de occidente, busca la verdad última de las cosas en un cuerpo teórico que incluye aspectos metafísicos y hechos que no pueden ser comprobados por los sentidos. Por si fuera poco, recomienda a sus seguidores descartar de plano todo tipo de especulación intelectual a favor de la experiencia de vida, siendo conscientes de que cualquier cosa que lleguen a experimentar estará distorsionada por la impureza de sus sentidos.
Pero no puede ser considerado solo como una filosofía, ya que si bien el Buda rechazó el dogmatismo y la fe ciega, también hizo un deslinde con los filósofos de su época al darle mayor importancia al valor de la experiencia personal.
En muchos aspectos, el budismo puede ser decepcionante al no brindar a sus seguidores una doctrina a la cual seguir, un Dios al cual adorar o la promesa de un paraíso después de la muerte. Dice que, en esta vida, solo llegando a la iluminación se puede conocer la naturaleza real de las cosas, y sin embargo se presume que dicha naturaleza es el Vacío.
Sin embargo, el Buda sí dio recomendaciones puntuales y sistematizó alguna que otra idea para poder asirse mediante el entendimiento, sabiendo que era insuficiente, al camino correcto hacia la Verdad.
Luego de alcanzar la iluminación, en la ciudad de Benarés, el Buda pronunció para unos pocos un breve discurso que contenía las siguientes ideas o verdades fundamentales:
· La primera es una verdad para ser aceptada: la vida es sufrimiento.
· La segunda es una verdad para ser comprendida: hay una causa del sufrimiento.
· La tercera es una verdad para ser creída: es posible erradicar la causa del sufrimiento.
· La cuarta es una verdad para ser practicada: Existen ocho caminos que erradican la causa del sufrimiento y conducen a la liberación.
Este es el “Discurso de Benarés”, mejor conocido como “Las cuatro nobles verdades”.
Luego de explicar las Cuatro Verdades, el Buda pasó a explicar los ocho caminos de la liberación:
· Los caminos de la sabiduría:
1. Correcta Visión o Entendimiento
2. Correcto Pensamiento o Motivación
· Los caminos de la conducta ética:
3. Correcta Palabra
4. Correcta Acción
5. Correcto Modo de Subsistencia
· Los caminos de la disciplina mental:
6. Correcto Esfuerzo
7. Correcta Atención
8. Correcta Concentración
El budismo enseña a sus seguidores a que vean el mundo tal como es, no de la forma como les gustaría que fuese. Y reconoce también que el mundo es distinto para cada quien.
Debe señalarse que, debido a estos aspectos particulares (y especialmente a su no-relación con un dios), el budismo ha sido constantemente incomprendido por occidente. Édouard Schuré (1841-1929) señala en su obra “Los grandes iniciados” que: “el budismo, social y artísticamente, no ha creado nada fecundo”. “Donde se instala en bloque, engendra la pasividad, la indiferencia y el descorazonamiento. Los pueblos budistas han permanecido en estado de estancamiento”, a diferencia de los pueblos arios de religiones monoteístas donde “no será ya la rueda fatal de Buda sino una entusiasta ascensión hacia la luz (…), el iniciado ario (…) sabe que la victoria es para los valerosos y los creyentes (en Dios)”.
Lo cierto es que el budismo pasó por una etapa de estancamiento, aproximadamente de siete siglos en China y Japón y de mil años en el resto de oriente, debido a las constantes crisis políticas de Asia y a la expansión e imposición del cristianismo mediante invasiones coloniales por parte de las potencias europeas, las cuales hicieron colapsar las economías de los pueblos orientales (y, por ende, su cultura). Eso, descontando ataques frontales como la destrucción de la estatua de Buda en Afganistán, la más grande del mundo, por parte de los talibanes o la destrucción de los templos tibetanos por parte de los chinos durante la invasión de la década de 1950.
V Budismo y masonería
Buda, más exactamente el Buda histórico, es reconocido por la Masonería como uno de los Iniciados junto con Jesucristo, Moisés y Mahoma, entre otros.
Los primeros intelectuales occidentales que tuvieron contacto con el budismo fueron los jesuitas, quienes en el siglo XVII tuvieron acceso a las versiones en chino de los textos canónicos.
Las relaciones comerciales entre occidente y oriente llevaron a que muchos intelectuales empezaran a estudiar el budismo, pero realizaron un primer acercamiento “como se observa a un enemigo, empeñados en probar la superioridad del cristianismo”. El budismo quedó relegado a la categoría de “alba”, previa a la “plena luz del día” que es el acercamiento religioso occidental a Dios.
Sin embargo, con el tiempo el budismo pasa a ser visto no como una religión menor sino como un sistema completamente distinto, y a ser estudiado ya no por oposición ni comparación sino analizado según su propia lógica.
Es así que rusos, americanos e ingleses proclamaron su admiración por la ancestral sabiduría del oriente. Helena Blavatsky y el coronel Henry Olcott, cofundadores de la Sociedad Teosófica, visitaron en 1880 Ceilán (Sri Lanka), interesándose por el sistema ético del budismo Mahāyāna, el cual sin embargo fue entendido por ellos como algo esotérico.
Al respecto, A. P. Sinnett publicó el libro “Budismo esotérico”, en donde se entendía como tal toda clase de ideas misteriosas y de religiones y doctrinas orientales.
Es en occidente que el budismo se encuentra frente a frente con otras filosofías y tradiciones, y donde empiezan a evidenciarse sus coincidencias. Por ejemplo, la ley de causa y efecto budista (que sobrepasó a la objetivación científica materialista de la realidad, generando la reconsideración de la idea aristotélica de causalidad) encontró un correlato en uno de los siete principios de la filosofía hermética, donde:
“Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa, todo sucede de acuerdo a la ley; causalidad no es sino un nombre para la ley no reconocida. Hay muchos planos de causación, pero nada se escapa de la ley.”
En realidad, los siete principios expuestos por la filosofía hermética (mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, y género) calzan perfectamente en la difícil descripción del Dharma.
Probablemente el acercamiento actual de la masonería al budismo sea uno de los más sinceros y objetivos de los que se tenga conocimiento. Le hace un lugar entre los Iniciados y reconoce las diferencias contextuales de la época en que vivó Buda antes de aventurarse a analizarlo.
Sin embargo, en líneas generales, podría pensarse que el budismo, al no mencionar implícitamente la existencia de un dios, podría estar en desacuerdo con la práctica de la masonería, cuyo único requisito es la creencia en un Dios, denominado G:.A:.D:.U:., creador del cosmos y de todo lo que hay en él:
“Él es uno, Él existe por sí mismo, Él es a quien todas las criaturas deben su existencia, Él es invisible a los ojos de la naturaleza. Nada sin él se hace, Él ve y comprende todas las cosas y a Él es a quien elevamos nuestros votos y dirigimos nuestros ruegos.”
La idea budista del Dharma como la Ley Absoluta, el origen y el orden de todas las cosas y, lo que es más, la manifestación de las mismas (y a la vez la manifestación de su vacuidad), es casi idéntica a la idea antes expuesta.
“Contempla el Dharma que es lo Vacío (la interdependencia y la incesante mutabilidad de la existencia) y de lo amorfo. Así podrás eliminar para siempre todos los obstáculos kármicos.”
No olvidemos que el Dharma es tanto la Ley como las enseñanzas que dejó Buda; es decir, es el camino y la meta.
Pero más allá de las similitudes o diferencias queda claro que, al no ser religiones, la masonería y el budismo no son incompatibles entre sí.
Usualmente, una persona de cultura occidental, creyente en una religión monoteísta e interesada en la práctica del budismo, pregunta si este es una religión y si se debe renunciar al propio credo para practicar las enseñanzas del Buda. ¿Puede un católico practicar el budismo? A la luz de todo lo expuesto en este trabajo queda claro que, en ese sentido, no existe ningún problema, puesto que el budismo no rechaza nada ni pide requisito alguno.
La masonería, por su parte, solo pide creer en el un Dios, al margen de la concepción que se tenga de él. El budismo solo pide como requisito contemplar el Vacío del Dharma; por lo tanto, pide creer en él.
Finalmente, podría decirse que el espíritu de búsqueda permanente de la verdad en la Masonería tiene un interesante correlato en las palabras del propio Buda: “Acepten mis palabras solo y después de haberlas comprobado vosotros mismos; no las acepten simplemente por la veneración que me profesan. No me veneren, solo busquen la verdad”.
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EL SECRETO DEL "HOMBRE MAS FELIZ DEL MUNDO"
( MATTHIEU RICARD)
¿Cuál es el secreto del “hombre más feliz del mundo”?
La
felicidad es el estado históricamente más anhelado por el ser humano, y a pesar
de que no existe fórmula alguna que te garantice obtenerla, existe una
herramienta que definitivamente podrá ayudarte: meditar. 
A pesar de que la meditación es una práctica
milenariamente avalada, hoy mejor que nunca, esta ha superado diversas pruebas,
múltiples filtros, a los que la ciencia la ha sometido. En Pijama Surf hemos
publicado numerosos artículos en torno a los beneficios tangibles de la
meditación, muchos de los cuales están respaldados por estudios científicos de
prestigiadas universidades o instituciones. Y entre las múltiples mieles que
hemos podido constatar alrededor de esta práctica ancestral, enlistaré a
continuación solo algunas de las más notables.
Sabemos, por ejemplo, que la meditación puede reducir
hasta en un 50% la probabilidad de sufrir un ataque cardiaco. Una investigación que llevó a cabo el
Medical College of Wisconsin, avalado por el National Institute of Mental
Health estadounidense, confirmó que entre personas que
manifestaban una cierta disposición arterial a sufrir un ataque al corazón, el
segmento que acostumbraba meditar redujo en un 47% la potencial amenaza. 
Se ha demostrado que puede ser más efectiva contra el
dolor físico que la mayoría de los medicamentos industriales. Según un estudio publicado en el
Journal of Neuroscience (abril 2011), realizado por el Dr. Fadel
Zeidan como parte de una investigación post-doctoral en la Wake Forest
University School of Medicine, en Carolina del Norte, breves sesiones de
meditación (de aproximadamente 20 minutos) reducían entre un 40 y 57% la
sensación de dolor tras exponer a una persona a ciertos estímulos. 
Continuando con las mieles de la meditación, existe
una investigación que respalda la posibilidad de que este ejercicio disminuya
el ritmo del envejecimiento. El estudio científico fue realizado
por investigadores de la Universidad de California-Davis, y concluyó que
un retiro meditacional incrementa la producción de telomerasa, una enzima que
puede detener el proceso de envejecimiento. 
También sabemos que distintas variaciones de esta
práctica fortalecen las conexiones neuronales en áreas cerebrales relacionadas
con la regulación del estado de ánimo, el comportamiento y la toma de
decisiones, y esto a su vez repercute directamente para debilitar la potencial
presencia de fenómenos psicológicos tales como la depresión, los desórdenes de
atención e incluso la demencia. En este caso, los encargados de obtener dicha conclusión
fueron científicos chinos de la Universidad de Dalian en colaboración con el
psicólogo Michael I. Posner, de la Universidad de Oregon.
Pero los beneficios de meditar no solo incluyen el
plano estrictamente medicinal, también están ligados al epicentro neurológico
del placer. De hecho existe una apasionante relación, a nivel neuronal, entre
el máximo placer físico, que en nuestro caso es proyectado a través del sexo,
en concreto durante el orgasmo, y las frecuencias que detona la meditación:
durante las mismas se debilita la conciencia del yo manifestada en forma de
ego, además de la percepción espaciotemporal, lo cual nos invita a experimentar
terrenos situados más allá de nuestro marco racional de vivencias. Este
fenómeno fue analizado por Roy Baumeister, director de Psicología de la
Universidad de Princeton, en su libro Escaping the Self: Alcoholism,
Spirituality, Masochism, and Other Flights from the Burden of Selfhood (1991).
A pesar de que meditar es algo que la ciencia ha
evaluado detalladamente durante las últimas tres décadas, pocas veces, dentro
del análisis científico de la meditación, se toma en cuenta un factor esencial:
la felicidad. Esta cualidad o estado del ser humano, históricamente el más
anhelado, parece estar íntimamente ligado con otra abstracción “vivencial” a la
que accedemos las personas, la paz interior, la tranquilidad. Y precisamente
estos escenarios del ser,son los que favorece, como destino, el sendero de la
meditación.
Curiosamente, siendo uno de los estados más vivos y
añorados con los que podamos envolvernos, desde una perspectiva racional
resulta bastante complejo definir la felicidad como concepto. Como decía G. K.
Chesterton, “La felicidad es un misterio, como la religión, que jamás debiese
ser racionalizado”.
Tomando en cuenta lo anterior, quizá la forma más
sencilla de acercarnos a una definición de ser feliz radique en hacer
conscientes los principales obstáculos para conquistar dicho estado, partiendo
del hecho de que este concepto perdería su sentido si no se incluyera en el
mapa de referencia a la tristeza. De acuerdo con Schopenhauer, el dolor y el
aburrimiento excluyen la posibilidad de ser felices, algo con lo que Séneca
coincidía. Por otro lado, Tomás de Aquino enfatizaba en la falta de virtud y de
voluntad, es decir en la desidia y la corrupción personal, como los principales
enemigos de la felicidad. Mientras que en la tradición budista se hace hincapié
en el deseo y el apego como las principales trabas.
Así que llevado a un contexto contemporáneo, podríamos
aventurarnos a definir la felicidad como la ausencia de ciertos estados y
sentimientos, los cuales generan una frecuencia que difícilmente nos permitirá
acceder a ella. Entre estos tendríamos que iniciar por una de las antitesis de
ser feliz: el enojo. Y continuaríamos con el estrés, el dolor, tanto físico
como emocional, la angustia,y algunas otras construcciones mentales que,
lamentablemente, nos han hecho prisioneros. 
Estas reflexiones nos remiten al caso de Matthieu
Ricard, un monje budista francés a quien los medios han adjudicado la ridícula
etiqueta del “hombre más feliz del mundo”, algo que, afortunadamente, él mismo
desestima.
Tras completar su tesis doctoral en genética
molecular, hace 35 años, Ricard abandonó su prominente carrera científica para
entregarse por completo a la disciplina del budismo tibetano. Y hoy,
aparentemente, este señor lleva un cuarto de siglo sin experimentar el
sentimiento de enojo o frustración. “De algún modo, consciente o
inconscientemente, directa o indirectamente, a corto o a mediano plazo, todo lo
que hacemos, todo lo que anhelamos, lo que soñamos, está de algún modo
relacionado a un profundo deseo de conseguir la felicidad”, afirmó Ricard
durante su participación en las conferencias de TED. 
Desoyendo a Chesterton, neurocientíficos de la
Universiad de Wisconsin llevaron a cabo un estudio para medir los niveles de
felicidad de cientos de voluntarios. Ricard fue uno de ellos, y el monje
francés manifestó una actividad notablemente superior al resto de los participantes,
en la región del cerebro en la que se procesan los sentimientos positivos,
principalmente la felicidad.
Si tomamos
en cuenta los estudios citados al inicio de este artículo, en los cuales se
prueba que meditar disminuye la sensación de dolor físico, de angustia, estrés,
que posibilita el rejuvenecimiento y que incluso nos ofrece estados similares a
los experimentados durante un orgasmo, difícilmente podríamos negar que meditar
cotidianamente no mantiene un lazo directo con nuestro nivel de felicidad. Esto
independientemente de que Ricard sea o no el “hombre más feliz del mundo”, cosa
que jamás pudiera comprobarse (aunque lo único cierto es que se le ve tranquilo
y sonriente).
Afortunadamente, y para desligar cualquier toque épico
a la práctica de la meditación, no es necesario convertirnos en obsesivos
meditadores para comenzar a gozar los frutos de esta práctica. Basta con
dedicarles sesiones de alrededor de entre diez y veinte minutos al día, en
comparación con los 31 minutos que los 800 millones de facebookeros dedican
diariamente, en promedio, a esta red social, y en unas cuantas semanas
comenzarás a percibir los cambios.
En este sentido vale la pena recalcar que en sí
ponerte a meditar —con o sin ayuda de gadgets místicos como
una almohada especial, un incienso o una serie de mantras sonando— se trata
simplemente de hilar las condiciones óptimas para entrar en esa frecuencia. Sin
embargo, como se afirma en el budismo Zen, lo cierto es que la meditación
debiese ser una práctica permanente a lo largo de tu día, el famoso estar “aquí
y ahora” en todo momento. Y dicho esto, en lo personal creo que la disciplina
que conlleva sentarte diariamente unos minutos a meditar es la mejor opción que
tienes para comenzar con esta práctica, ya que si decides “meditar todo el día”
sin haber comenzado por darle su espacio exclusivo, lo más probable es que
termines evadiendo el compromiso asumido contigo mismo al momento de proponerte
comenzar a meditar.
Creo que queda claro que el artículo que acabas de
leer no es más que una simple invitación para que dediques unos minutos de tu
día a sentarte con la espalda recta y poner tu atención en tu más fiel
acompañante, tu respiración. No busques domar o someter tu mente, simplemente
obsérvala, obsérvate y utiliza la respiración como la brújula para navegarla.
Para cerrar quiero aclarar que obviamente no estoy
ofreciéndote ser la persona más feliz del mundo si comienzas a meditar, pero
sinceramente creo que puede ayudarte a consumar el coito con tu propia
conciencia (o algo así). Y si decides practicar la meditación —y por esta u
otra razón consigues la indefinible felicidad— entonces recuerda que para que
no se esfume solo existirá un requisito: compartirla.
Namaste
UN MOMENTO DE EXEGESIS...
DESCIFRANDO EL GENESIS...
CAPÍTULO 20
1. Trasladóse desde allí Abraham hasta la
tierra del Neguev (Sur) y se asentó entre Kadesh y Shur, — morando en Guerar.
2. Dijo Abraham acerca de Saráh su mujer: Mi hermana es. Envió Abimélej, rey de
Guerar y tomó a Saráh. 3. Empero Elohim vino a Abimélej — en un sueño de la
noche — y dijo a él: He aquí, vas a morir por causa de la mujer que has tomado,
¡pues ella es mujer de un esposo! 4. Mas Abimélej no se había acercado a ella,
y dijo: ¿Adonai, acaso a gente también inocente habrás de matar? 5.
Ciertamente, él me ha dicho:
¡Ella es mi
hermana! Y ella misma también dijo: ¡Mi hermano es! Con integridad de mi
corazón y con pureza de mis manos, hice esto. 6. Dijo a él Elohim — en sueño:
También Yo supe que con integridad de tu corazón has hecho esto, por eso te
impedí — Yo también a tí — pecar contra Mí, por eso no te permití tocarla a
ella. 7. Y ahora devuelve la esposa del hombre — ya
que él es profeta — y orará por tí y vivirás. Mas si no devuelves, sábete que
morir, habrás de morir, tú y todo lo que es tuyo. 8. Madrugó Abimélej — por la
mañana — y convocó a todos sus servidores y les refirió todas estas palabras en
sus oídos y temieron los hombres, mucho. 9. Llamó Abimélej a
Abraham y le dijo: Qué nos has hecho y
en qué he pecado para contigo? ¡Pues has acarreado sobre mí y sobre mi reino un
pecado grande! ¡ Acciones que no se suelen hacer, tú has hecho conmigo! 10.
Dijo Abimélej a Abraham: ¿ Qué has visto, para que hayas hecho esta cosa? 11.
Dijo Abraham: Pues he pensado: Seguramente no hay temor a D’s en este lugar y
me matarán por causa de mi mujer. 12. Mas también, en verdad, hermana mía — hija
de mi padre — es; pero no hija de mi madre. Y ha sido para mí por esposa. 13. Y
ocurrió que cuando Elohim me hizo errar desde la casa de mi padre, le dije a
ella: Esta es tu bondad que habrás de hacer para conmigo; a todo lugar donde
vayamos allí, habrás de decir a mi respecto: El es mi hermano. 14. Tomó Abimélej, ovejas, vacas, siervos y
siervas y se los dió a Abraham y le restituyó a Saráh — su esposa. 15. Dijo
Abimélej: He aquí, mi país está ante tí; donde plazca a tus ojos, asiéntate. 16. Y a Saráh dijo: He aquí, he dado mil
monedas de plata — a tu hermano. He aquí que ello será para ti velo para los
ojos — frente a todos los que están contigo y frente a todos. Y serás
reivindicada. 17. Oró Abraham a Elohim y envió curación — Elohim — a Abimélej,
a su esposa y a sus esclavas y éstas concibieron hijos. 18. Pues obstruir,
había obstruído Adonai, toda matriz en la corte de Abimélej, por causa de Saráh
— esposa de Abraham.
בראשית כ
א
וַיִּסַּ֨ע מִשָּׁ֤ם אַבְרָהָם֙ אַ֣רְצָה הַנֶּ֔גֶב וַיֵּ֥שֶׁב בֵּין־קָדֵ֖שׁ
וּבֵ֣ין שׁ֑וּר וַיָּ֖גָר בִּגְרָֽר׃ ב
וַיֹּ֧אמֶר אַבְרָהָ֛ם אֶל־שָׂרָ֥ה אִשְׁתּ֖וֹ אֲחֹ֣תִי הִ֑וא וַיִּשְׁלַ֗ח
אֲבִימֶ֙לֶךְ֙ מֶ֣לֶךְ גְּרָ֔ר וַיִּקַּ֖ח אֶת־שָׂרָֽה׃ ג וַיָּבֹ֧א אֱלֹהִ֛ים אֶל־אֲבִימֶ֖לֶךְ בַּחֲל֣וֹם
הַלָּ֑יְלָה וַיֹּ֣אמֶר ל֗וֹ הִנְּךָ֥ מֵת֙ עַל־הָאִשָּׁ֣ה אֲשֶׁר־לָקַ֔חְתָּ
וְהִ֖וא בְּעֻ֥לַת בָּֽעַל׃ ד
וַאֲבִימֶ֕לֶךְ לֹ֥א קָרַ֖ב אֵלֶ֑יהָ וַיֹּאמַ֕ר אֲדֹנָ֕י הֲג֥וֹי גַּם־צַדִּ֖יק
תַּהֲרֹֽג׃ ה הֲלֹ֨א ה֤וּא אָֽמַר־לִי֙
אֲחֹ֣תִי הִ֔וא וְהִֽיא־גַם־הִ֥וא אָֽמְרָ֖ה אָחִ֣י ה֑וּא בְּתָם־לְבָבִ֛י
וּבְנִקְיֹ֥ן כַּפַּ֖י עָשִׂ֥יתִי זֹֽאת׃ ו
וַיֹּאמֶר֩ אֵלָ֨יו הָֽאֱלֹהִ֜ים בַּחֲלֹ֗ם גַּ֣ם אָנֹכִ֤י יָדַ֙עְתִּי֙ כִּ֤י
בְתָם־לְבָבְךָ֙ עָשִׂ֣יתָ זֹּ֔את וָאֶחְשֹׂ֧ךְ גַּם־אָנֹכִ֛י אֽוֹתְךָ֖
מֵחֲטוֹ־לִ֑י עַל־כֵּ֥ן לֹא־נְתַתִּ֖יךָ לִנְגֹּ֥עַ אֵלֶֽיהָ׃ ז וְעַתָּ֗ה הָשֵׁ֤ב אֵֽשֶׁת־הָאִישׁ֙
כִּֽי־נָבִ֣יא ה֔וּא וְיִתְפַּלֵּ֥ל בַּֽעַדְךָ֖ וֶֽחְיֵ֑ה וְאִם־אֵֽינְךָ֣
מֵשִׁ֗יב דַּ֚ע כִּי־מ֣וֹת תָּמ֔וּת אַתָּ֖ה וְכָל־אֲשֶׁר־לָֽךְ׃ ח וַיַּשְׁכֵּ֨ם אֲבִימֶ֜לֶךְ בַּבֹּ֗קֶר
וַיִּקְרָא֙ לְכָל־עֲבָדָ֔יו וַיְדַבֵּ֛ר אֶת־כָּל־הַדְּבָרִ֥ים הָאֵ֖לֶּה
בְּאָזְנֵיהֶ֑ם וַיִּֽירְא֥וּ הָאֲנָשִׁ֖ים מְאֹֽד׃ ט
וַיִּקְרָ֨א אֲבִימֶ֜לֶךְ לְאַבְרָהָ֗ם וַיֹּ֨אמֶר ל֜וֹ מֶֽה־עָשִׂ֤יתָ לָּ֙נוּ֙
וּמֶֽה־חָטָ֣אתִי לָ֔ךְ כִּֽי־הֵבֵ֧אתָ עָלַ֛י וְעַל־מַמְלַכְתִּ֖י חֲטָאָ֣ה
גְדֹלָ֑ה מַעֲשִׂים֙ אֲשֶׁ֣ר לֹא־יֵֽעָשׂ֔וּ עָשִׂ֖יתָ עִמָּדִֽי׃ י וַיֹּ֥אמֶר אֲבִימֶ֖לֶךְ אֶל־אַבְרָהָ֑ם מָ֣ה
רָאִ֔יתָ כִּ֥י עָשִׂ֖יתָ אֶת־הַדָּבָ֥ר הַזֶּֽה׃ יא וַיֹּ֙אמֶר֙ אַבְרָהָ֔ם כִּ֣י אָמַ֗רְתִּי
רַ֚ק אֵין־יִרְאַ֣ת אֱלֹהִ֔ים בַּמָּק֖וֹם הַזֶּ֑ה וַהֲרָג֖וּנִי עַל־דְּבַ֥ר
אִשְׁתִּֽי׃ יב וְגַם־אָמְנָ֗ה
אֲחֹתִ֤י בַת־אָבִי֙ הִ֔וא אַ֖ךְ לֹ֣א בַת־אִמִּ֑י וַתְּהִי־לִ֖י לְאִשָּֽׁה׃ יג וַיְהִ֞י כַּאֲשֶׁ֧ר הִתְע֣וּ אֹתִ֗י
אֱלֹהִים֮ מִבֵּ֣ית אָבִי֒ וָאֹמַ֣ר לָ֔הּ זֶ֣ה חַסְדֵּ֔ךְ אֲשֶׁ֥ר תַּעֲשִׂ֖י
עִמָּדִ֑י אֶ֤ל כָּל־הַמָּקוֹם֙ אֲשֶׁ֣ר נָב֣וֹא שָׁ֔מָּה אִמְרִי־לִ֖י אָחִ֥י
הֽוּא׃ יד וַיִּקַּ֨ח אֲבִימֶ֜לֶךְ
צֹ֣אן וּבָקָ֗ר וַעֲבָדִים֙ וּשְׁפָחֹ֔ת וַיִּתֵּ֖ן לְאַבְרָהָ֑ם וַיָּ֣שֶׁב ל֔וֹ
אֵ֖ת שָׂרָ֥ה אִשְׁתּֽוֹ׃ טו
וַיֹּ֣אמֶר אֲבִימֶ֔לֶךְ הִנֵּ֥ה אַרְצִ֖י לְפָנֶ֑יךָ בַּטּ֥וֹב בְּעֵינֶ֖יךָ
שֵֽׁב׃ טז וּלְשָׂרָ֣ה אָמַ֗ר
הִנֵּ֨ה נָתַ֜תִּי אֶ֤לֶף כֶּ֙סֶף֙ לְאָחִ֔יךְ הִנֵּ֤ה הוּא־לָךְ֙ כְּס֣וּת
עֵינַ֔יִם לְכֹ֖ל אֲשֶׁ֣ר אִתָּ֑ךְ וְאֵ֥ת כֹּ֖ל וְנֹכָֽחַת׃ יז וַיִּתְפַּלֵּ֥ל אַבְרָהָ֖ם
אֶל־הָאֱלֹהִ֑ים וַיִּרְפָּ֨א אֱלֹהִ֜ים אֶת־אֲבִימֶ֧לֶךְ וְאֶת־אִשְׁתּ֛וֹ
וְאַמְהֹתָ֖יו וַיֵּלֵֽדוּ׃ יח
כִּֽי־עָצֹ֤ר עָצַר֙ יְהוָ֔ה בְּעַ֥ד כָּל־רֶ֖חֶם לְבֵ֣ית אֲבִימֶ֑לֶךְ
עַל־דְּבַ֥ר שָׂרָ֖ה אֵ֥שֶׁת אַבְרָהָֽם:
CAPÍTULO 20
1 “TRASLADÓSE DESDE ALLÍ
ABRAHAM HASTA LA TIERRA DEL NEGUEV (SUR) Y SE ASENTÓ ENTRE KADESH Y SHUR -
MORANDO EN GUERAR.”
EL SIGNIFICADO DEL RELATO
Este relato es, aparentemente, casi una repetición de lo ocurrido en
Egipto. - Gén 12:10 y s.s. No obstante existen algunas diferencias claras:
Parhó y Abimélej son distintos, el primero libera a Saráh a causa de las
grandes plagas que D’s trae sobre él. No hay ninguna aparición de D’s para
Parhó, como es el caso de Abimélej. Parhó no se preocupa por el aspecto ético de
su mala acción, mientras que Abimélej y sus hombres temen sobremanera. Este
Faraón de la época de Abraham es bastante parecido en sus actitudes al Faraón
de la época de Moisés, ambos desconecen a D’s y al pecado frente a D’s.
Nuestro relato presenta una imagen positiva de Abimélej, rey de los
Filisteos, en contraste con el de los egipcios. Por otra parte, Abraham tendrá
que justificar su actitud frente a Abimélej.
Abraham también es llamado aquí por primera vez NAVI (profeta). Por
útimo, Abraham intercederá en oración por Abimélej y su corte, cuyas mujeres
darán a luz hijos.
Abraham mismo es el real necesitado de los efectos de esta oración. Así
vemos la oración altruista y llena de nobleza. (Basado en Benno Jacob)
Por otra parte, y contrastando, por último, la actitud de Lot, Abraham
viene a vivir, aunque como extranjero, en una comarca donde se respetan los
siete preceptos básicos, llamados de Bené Noah. Abimélej es un fiel exponente
de ello, tal vez por eso haya sido merecedor de un sueño donde escucha la
palabra de Elohim.
7 “Y AHORA DEVUELVE LA
ESPOSA DEL HOMBRE - YA QUE ÉL ES PROFETA - Y ORARÁ POR TI Y VIVIRÁS.” Aquí
vemos al Naví como hombre de oración. La palabra Naví está relacionada, aquí,
con el término “Niv sefataim” - expresión de los labios - (Isaías 57:19). “Quiere
decir: él habla mis palabras y Yo amo sus palabras y escucho su oración.”
(Rashbam)
“El pecado de un rey, representante de la nación, afecta a todo su
pueblo” (Basado en Radak)
“. ¡ACCIONES QUE NO SE SUELEN HACER, TU HAS HECHO CONMIGO!” “Causar
daño a un hombre que todavía no es conocido y no tienes ningún odio para con
él... y no es procedente hacer esto.” (Seforno).
Nótese una vez más, que el Tanaj no tiene héroes, tiene hombres.
La actitud de Abraham es reprobable, de acuerdo a Seforno.
12 “MAS TAMBIÉN, EN VERDAD,
HERMANA MÍA - HIJA DE MI PADRE - ES; PERO NO HIJA DE MI MADRE. Y HA SIDO PARA
MÍ POR ESPOSA.” “A los descendientes de Noah les era permitida la relación
matrimonial con la hermana por parte del padre.” (Rashí)
Cuando la Toráh sea promulgada en Sinaí, la misma revocará esta norma.
Así leemos: “No descubrirás la desnudez de tu hermana, ya sea hija de tu padre
o hija de tu madre, criada en casa o nacida fuera de ella - de ambas no
descubrirás su desnudez.” (Levítico 18:9) En Levítico 20:17 esta prohibición se
enuncia como sigue: “El hombre que tomare a su hermana, hija de su padre o hija
de su madre y viere su desnudez y ella viese también la desnudez de él חסד - hesed - es (ignominia) y serán truncados, ambos, a ojos de los hijos
de su pueblo, pues la desnudez de su hermana ha descubierto y su castigo
soportará.
Nótese que el término חסד hesed en Levit. 20:17
tiene un sentido totalmente opuesto al חסד hesed del versículo 13 de nuestro capítulo en Génesis, que traducimos
como bondad.
Los investigadores modernos del Tanaj estiman que estamos frente a un
caso de sublimación del concepto חסד - hesed - que si bien en algún momento tiene carácter de ignominia, como
en Levítico 20: 17, más tarde será usado en una acepción de bondad y amor.
14 “TOMÓ ABIMÉLEJ, OVEJAS Y
VACAS, SIERVOS Y SIERVAS Y SE LOS DIO A ABRAHAM Y LE RESTITUYÓ A SARÁH - SU
ESPOSA.” Aparentemente, para cumplir con la costumbre del Mohar - dote - que el
consorte entregaba al hermano mayor de su futura esposa, y, en este caso es una
forma de salvar el honor de Saráh. (Basado en Rashbam)
16 “...HE AQUÍ QUE ELLO SERÁ
PARA TÍ VELO PARA LOS OJOS FRENTE A TODOS LOS QUE ESTÁN CONTIGO Y FRENTE A
TODOS. Y SERÁS REIVINDICADA.” El sentido del giro idiomático subrayado es
oscuro, pero ha sido interpretado por los comentaristas como indicando,
probablemente, la intención de distraer la atención de sobre Saráh, por parte
de los integrantes de la corte de Abimélej y de las demás personas.
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